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Único

Para Stiles el cómic de Súper Man era y siempre sería su favorito, le encantaba la trama, los colores, los dibujos, los diálogos, absolutamente todo. De igual forma adoraba la serie que pasaban en la televisión todos los días a las 6 de la tarde, no se perdía ningún capítulo.

Stiles adoraba ver a Súper Man pero no como la mayoría de los muchachos de 17 años, no, cada vez que veía la serie siempre se fijaba en aquel enorme bulto que se formaba en el traje de su súper héroe, también su "identidad secreta" como Clark Kent, como un profesor bien caliente que necesitaba a alguien que le bajara esos pantalones, todo eso lo dejaba jadeante y con las mejillas coloradas, de solo imaginarse tener a semejante hombre en frente, se le ponían los pelos de punta.

Era un crush pero con un fetiche, algo enfermizo podría calificarse, tenía dibujos hechos por él mismo, donde Súper Man lo acorralaba en un callejón sin salida, a darle pene como si no hubiera un mañana y ni hablar de los sueños húmedos que lo azotaban en las noches.

Todo era prácticamente un paraíso hasta que caía en cuenta de que los súper héroes no existían en la vida real.

Si, su mejor amigo es un hombre lobo, su ex novio es un kanima y una de sus mejores amigas es una banshee, todos puras criaturas místicas. Seguramente la mayoría dirían que todo así puede pasar pero él no creía que fuese verdad.

Después de terminar el cómic bajó a la sala, tomó su chaqueta que se encontraba en uno de los sillones y salió de la casa recibiendo la oleada de viento helado en su cara, revisó su celular viendo que eran las 8:30 de la noche, se dispuso a caminar.

Pensó en ir al bosque, pensó en ir a un parque, pensó en ir a tomar un chocolate caliente pero no llegó a alguna conclusión, solo siguió caminando. A veces contestaba los mensajes provenientes de su padre para decirle donde estaba, todo normal.

—¡Ayuda! —alguien gritó—. ¡Me hirieron con una navaja! —la voz de un hombre lo alarmó un poco, guió su vista hacia una esquina de la calle y empezó a caminar hacia aquel hombre.

—¿Se encuentra bien? —pregunta el menor cuando ve la herida del hombre, se queda en silencio durante unos segundos, demonios esa pregunta fue tan estúpida ¡claro que no está bien! —Uh, me corrijo, ¿que pasó? Exactamente.

—Él... Se descontroló y sólo atacó, mató a mucha gente en aquel bar, fue aterrador. —el herido miró hacia su herida, entonces Stiles notó que no estaba sangrando, parecía... Una ilusión. Se estaba poniendo más que nervioso.

—¿Quién? —Stiles iba a seguir hablando pero la herida de aquel hombre «ahora de pie», se había curado al instante.

—Yo. —los ojos del señor se volvieron amarillentos, era un beta, en otra ocasión no le tendría miedo, pero ahora, estaba literalmente a punto de hacerse pipí.

Stiles habló después de un momento. —Uh... Yo creo que mi padre me está llamando, bye. —entonces salió a correr.

Gritaba a más no poder, parecía el juego de policías a ladrones, había perdido el rumbo y no sabía por donde volver, lastimosamente no había forma de sacar el celular debido a la actividad que realizaba. Luego escuchó el corte del viento más rápido que el de un hombre lobo, se giró a ver que pasaba, entonces lo vio.

Capa roja y ondeante debido a los fuertes vientos.

Cabellera negra como esa noche y brillante como las estrellas que la acompañan, fija como el acrílico y a la vez suave como una almohada.

Cuerpo increíblemente ancho y fornido dentro de ese hermoso color azul con músculos duros como roca, que de un solo puño podría quebrarte entero.