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Jake con 16 años vivía en un pueblo de Ciudad Real, en España.

Allí estuvo viviendo su infancia y parte de su juventud.

Acudía a un colegio llamado "Don Quijote", donde estudiaba.

Su afición era ser arquitecto y soñaba con estudiar dicha profesión en Madrid.

Aunque, por mucho que quisiera ser arquitecto, sabía que según la época en la que se encontraba, tendría que asistir a la guerra, ya que, a partir de los 16 años, muchos de sus amigos eran llamados para participar en ella. 

A Jake aún no le habían citado para ello, pero él daba por echo que tendría que estar preparado por si le pillaba por sorpresa.

Mientras, Jake aprovechaba lo que le quedara de diversión, porque sabía que cuando tuviera que ir a la guerra, se convertiría en un hombre y dejaría de ser el niño que sólo estudia y juega.

Una mañana, Jake se despertó con mucha energía.

- ¡Mamá, mamá! ¿Hoy tienes mucho trabajo? -dijo Jake a su madre. 

- Claro hijo, bastante. - respondió Samantha, la madre de Jake. 

- ¿Quieres que te ayude? - preguntó Jake. 

-Si estás dispuesto hijo mío, puedo darte una tarea, pero conlleva mucho esfuerzo y trabajo. - respondió Samantha. 

- ¡Por supuesto, hoy estoy con energía y quiero ayudarte! Para que luego te quejes de que no te ayudo. - dijo Jake. 

- Bueno, pues ya que estás dispuesto, la tarea que te iba a encomendar era que fueras al puente y te llevaras la ropa para lavarla. - dijo Samantha. 

- Vale mamá, dame la ropa, que me pongo ya a ello. - saltó Jake.

Se dirigió a la cocina, cogió la ropa y la metió en la cesta.

Se despidió de su madre y se dirigió a la Calle del Agua, donde allí encontraría el puente y podría lavar la ropa. Tardaría aproximadamente media hora.

Después de llevar andando un cuarto de hora y con un sol que lucía en lo alto, se lastimó de no haber cogido la bicicleta. Hubiera tardado menos y no estaría pasando tanto calor.

Pero, mirando el lado positivo, solo le quedaba quince minutos para llegar.

Tras llegar al puente, en vez de lavar la ropa, se dio un baño. El calor pudo con él y necesitaba refrescarse. Como no se encontraba nadie, aprovechó el momento.

Al acabar su baño, se secó y se puso manos a la obra.

En ese momento, apareció una niña preciosa, de unos 15 años de edad. Sus rizos rubios color miel, se iluminaban con los rayos del sol y aquellos ojos serenos y sinceros disipaban el lugar.

Esta niña llamada Anastacia, se encontraba justo enfrente de donde Jake estaba situado.

Cuando Jake levantó la vista no se podía creer lo que tenía enfrente.
Se enamoró de su figura, de sus movimientos, de su pelo al viento,...

¿Juntos?Juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora