Capítulo 1.
Tania, una chica de 18 años, pálida, cabello largo, ruda; vivía en una casa en Transford, muy grande la casa, era de sus abuelos hasta que murieron, se las dio a sus padres pero ellos siempre salían de viaje y pues ella siempre se quedaba sola.
Tania siempre salía de su casa, ya que le temía, imagínense vivir en una casa inmensa y estar sola o solo siempre.
Tania iba con su único amigo Martín, hasta que él se mudó a otro país.
Un día de aburrimiento, Tania se encontraba leyendo en la sala de la casa, en ese momento se escuchaba objetos que caían, llamó a la sirvienta Guadalupe que se encontraba limpiando la cocina para finalmente marcharse a su casa, entonces fue ahí donde llegó Guadalupe:
— ¿qué se le ofrece señorita? — dijo Guadalupe.
—¿usted fue quien anda tirando cosas? — dijo un poco molesta Tania, pero a la vez con algo de miedo.
— Si, disculpe se me han caído algunos vasos de plástico... Pero ya los levante, todo bien — decía con una sonrisa segura.
— Hmm, vale... Puede irse, solo antes llámele a mis padres para avisarles que no va a estar el fin de semana por compromisos, o algo así me dijo Guadalupe.
— Oh, sí claro se me olvidaba — fue al teléfono fijo que se encontraba cerca de ahí, mientras Guadalupe llamaba se seguían escuchando ruidos, pero Tania no le daba importancia, pensaba que era solo su imaginación.
— Esta bien, gracias señores... — colgó la llamada — bien, nos veremos después señorita Tania — dijo con una sonrisa y salió de la casa.
— Hasta pronto Guadalupe — dijo Tania, mirando como se marchaba, subió corriendo a su habitación por el miedo de los ruidos, pero antes de entrar se detuvo al ver que en las escaleras se veía algo de otro color que no tenía que ver con el color de la pared, así que solo decidió mirar y desprendió eso, al parecer era una gran pegatina que estaba pegada a la pared, era una puerta...
