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Noviembre de 2009

JeongHan iba camino hacia el instituto, solo, como siempre, no tenía muchos amigos, era demasiado vergonzoso. Era Noviembre y ya empezaba a hacer bastante frío, en Seúl empezaba a refrescar pronto y el uniforme de la escuela no ayudaba a combatir el frío, el aire helado se le colaba por todos lados y le dolían las piernas al caminar.

- Por fin en clase... - suspiró al entrar al aula de su instituto, templado gracias a la calefacción.

Se sentó en la última fila, como siempre, era un alumno aplicado pero no se sentía cómodo delante de todo el mundo, y como no hablaba con nadie el hecho de sentarse atrás no afectaba en sus notas, eran brillantes. Sin embargo y a pesar de no molestar nunca a nadie, no era muy querido entre sus compañeros debido a que su familia era adinerada, y aunque él nunca hacía ostentación de dinero y se había negado a ir a un colegio privado de lujo, el resto no lo querían ver ni en pintura debido a la envidia. Su tutor había hablado varias veces son sus padres, les decía que a pesar de ser un chico de 15 años era muy maduro y que todos los profesores estaban muy contentos con él y con sus notas, aunque tenía que socializar más, que siempre comía solo, que siempre estaba solo a todas horas, y que eso no era normal, pero sus padres no sabían qué más hacer, lo habían intentado todo, pero no había manera.


Ese día llovía, así que a la hora de comer se quedaron todos en clase, y como no, JeongHan detrás, siendo ignorado por todos, comiendo solo y repasando las asignaturas que tocaban durante las clases siguientes. No obstante, y sin que él lo supiera, había alguien que tenía siempre el ojo puesto en él, y ese alguien se llamaba SeungCheol.

Choi SeungCheol estaba dos cursos por delante de JeongHan, tenía 17 años, aunque los había pasado a duras penas ya que los estudios le daban igual, sólo le importaban dos cosas: pasárselo bien con los amigos y JeongHan, sí, ese chico que se cruzó un día por el pasillo con andares tímidos y cabizbajo para llevar unos papeles al consejo de estudiantes, ese chico que cuando se chocó con él le miró con sus preciosos ojos color miel brillantes a pesar de su mirada triste e hizo que no pudiera pensar en otro que no fuera en él desde ese mismo momento. El aspecto desgarbado de SeungCheol y su desinterés hacía enfadar a los profesores, enloquecer a las chicas ya fueran mayores o menores, y hacer que el resto de compañeros que no pertenecían a su círculo de amigos, también de su misma casta, le temieran.

Ese día SeungCheol aprovechó para ir a visitar a su clase a uno de sus amigos, ya que por suerte era compañero de JeongHan, y así podía verlo a lo lejos. Nunca había hablado con él, era tan tímido que evitaba el mayor contacto visual o verbal con cualquier persona a no ser que fuera estrictamente necesario, y como intuía SeungCheol, con él ese contacto no era necesario.

- Hey, mira a JeongHan, ya está comiendo solo otra vez. – dijo uno de los chicos de la clase que habían hecho un corrillo alrededor de un par de pupitres.

- Este niño rico es tan tonto... Normal que esté solo. – añadió otro.

- Pero está bueno, seguro que es de los típicos que van de mosquita muerta y luego te hacen un buen favor en la cama.

- Tiene razón. – esta vez habló un tercero.

- Va, voy a decirle algo a ver si quiere que pasemos un buen rato, total, no tiene nadie con quien hablar. – el chico se levantó con sonrisa pícara y se fue directo a la mesa de él, pero algo, o mejor dicho, alguien, le paró en seco agarrándole fuerte del hombro.

- Ni se te ocurra. – SeungCheol estaba enfurecido, lo había oído todo, y a cada palabra apretaba más el hombro de aquel chico – Acércate y estás muerto... y sabes perfectamente que no bromeo.

✴Kidnapping. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora