Ya eran las 3:00 de la mañana y no podía dormir, el alma la tenía hecha añicos, destrozada, fulminada. Leonardo había decidido poner un fin a lo que alguna vez pudo ser un "nosotros".
No podía estar tranquila, sentía que la había cagado, le había dicho que me ignore, que yo lo ignoraría, pero no podía, lo amaba tanto...
Mis manos no dejaban de escribir en el celular, todo mis sentimientos expuestos en un mensaje de whatsapp.
«Amber, estas loca, él no te quiere, deja de escribir»
Estaba escribiendo tan rápido que antes de hacer caso a esa pequeña voz dentro mío hice click en "enviar".Sabes, tengo que escribir todo lo que pienso o siento ahora antes de que mi cabeza exploté.
Te amo...
Y no miento en ello, no me imagino nada sin ti y la verdad es que no puedo dormir, los ojos lo tengo llenos de lágrimas, capas tu ya estés durmiendo pero tenía que escribir esto antes de que se me olvide mañana.
Me hubiera gustado que esto no acabe así, me hubiera gustado que no pensarás que me lastimabas... para así poder tener un poco más de tiempo contigo. Me duele el pecho, siento que el corazón se me va a salir (como esa vez que el corazón me latía muy rápido por haber fumado), he pasado los mejores y peores momentos junto a ti (aún que sea detrás de la pantalla de un celular, pero sabía que estabas conmigo) y estoy dispuesta a seguir pasandolos.
Mi corazón quiere luchar por un Nosotros al igual que mi cerebro (por primera vez están de acuerdo en algo)Apenas termine de enviar el mensaje me di cuenta que había sido un error, un error muy grande. Ya estaba harta de ser yo la que perdiera la dignidad con tal de hablarle.
El dolor era tanto que mi cabeza comenzó a dolerme « Mierda, no otra vez, ¿Porque no puedo ser una chica normal?». Sentía un pesar en todo el cuerpo, odiaba estar en este estado, cada vez que la cabeza me duele tengo que hacer de todo para relajarme y no pensar pero con todas las lágrimas encima no podía relajarme, odiaba tanto tener esta enfermedad.
Me levanté lo más rápido posible para poder ir por mis pastillas, camine en mi cuarto con las luces apagadas hasta llegar a mi cómoda, abrí el cagón más chiquito y metí mi mano para poder sacar las pastillas « ¡Maldición! », el cajón estaba vacío, se me olvidó que mis papas recién hoy me compraron nuevas pastillas así que tenía que ir al primer piso por ellas, abrí la puerta de mi cuarto con mucha dificultad, a cada paso que daba me sentía más mareada, más débil, y sabía que significaba eso, trataba de caminar más rápido para poder llegar a mi escalera y con el último paso que di para llegar a ella sentí que todo se había puesto negro.
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Libro Para Suicidas
Romance«Tu querías un nosotros a medias, y yo quería algo entero»