"Soy Dániel"

446 21 3
                                    

REACHEL

Me levanté a las seis de la mañana, me metí a bañar y solo pensaba en que el tal Alexis, que hasta ahora no lo he visto, no apareciera y me apresurara a que saliera del baño. Cuando salí del baño vi que en la puerta de nuestra recámara estaba colgado un uniforme, un precioso uniforme, me acerqué lo tomé y leí la nota que estaba pegada.

"Reachel, este es el uniforme que la escuela a la que irás, esperamos que des lo mejor de ti en esta semana de prueba para que te acepten. Atentamente: los Stone"

Sin duda los Stone eran de lo mejor, me metí al cuarto y vi que mi madre ya no estaba, de seguro ya se había levantado a hacer sus labores, me puse mi uniforme, agarré mi mochila y me vi en el espejo. De pronto recordé a Christopher y pensé que iba a ser difícil para mí el estar en esa aula con desconocidos y lo peor que no iba a estar Christopher. Yo aún lo quería.

Mi madre entró al cuarto y me dijo que bajara a desayunar, mientras desayunaba mi madre me contó que la señora Stone le había comentado que me iría con Alexis, aunque admito que yo quería irme con él pues así lo conocería.

- Reachel, es hora de irnos – Me dijo el chofer

- Ah, si ya voy – miré a mi madre - Madre es hora de irme, volveré más al rato

- Si, cuídate Reachel

Me subí en el auto y vi que no había nadie aparte del chofer y de mí. ¿En dónde estaba ese niño?

- Eh... ¿Disculpa?

- ¿Si, señorita?

- Por lo que me dijeron es que ese tal Alexis – Me tapé la boca y me corregí – Digo... el hijo de los Stone se iría con nosotros

- Ah, el joven amo. Él se fue hace una hora

- ¿Hace una hora? Pero me dijeron que era rebelde... y pésimo para la escuela – Me volví a tapar la boca – Perdón

- No se preocupe señorita, y tiene mucha razón es muy vago cuando se trata de estudios

- Ah, ya veo

- Bueno, hemos llegado – Dijo el chofer mientras detenía el auto

Cuando salí observe que la escuela era muy enorme, era como lo triple o hasta más que mi escuela anterior, mi madre me había dicho que primero debía ir a la oficina de los maestros para que me colocaran en un salón ¿pero dónde rayos estaba? La escuela era enorme y ni siquiera me habían dado un mapa para ubicarme bien, espera un momento... sí, me habían dado un mapa de la escuela. Saqué mi libreta en donde la tenía y comencé a buscar en donde estaba y a donde debía ir, caminé observando el mapa y ni siquiera puse atención lo que había enfrente de mí. Cuando alcé la mirada caí al suelo, había chocado con un tipo muy alto, era unos diez centímetros mucho más alto que yo.

- ¿Estás bien? – Me preguntó el muchacho mientras me ayudaba a levantarme

- Sí, perdón, es que soy nueva y estaba tratando de buscar la oficina de maestros

- ¿Enserio?... Tú debes ser de primero de secundaria ¿verdad?

- No... En realidad, soy de tercer año

- ¿Enserio? Pero eres muy pequeñita – Dijo mientras se burlaba de mi estatura y me tocaba la cabeza revolviendo mi cabello. De pronto lo recordé de nuevo... Christopher. Le quité la mano de mi cabeza

- No es que sea pequeña, es que tú eres demasiado alto – respondí un poco indignada, él solo se me quedó viendo y se echó a reír

- Claro lo que digas... En fin, el lugar que buscas queda por allá – señaló uno de los edificios

- Bueno, gracias – respondí mientras me dirigía al lugar

- ¡Claro por nada! ¡Espero volver a verte pequeñita! – Gritó a lo lejos, yo solo seguí caminando y no volteé.

Llegue a la dirección y me recibió la secretaria, me pidió mis papeles y llenó un formulario. Se levantó de su silla y me dijo que la siguiera.

- Sabes que vas a estar a prueba una semana ¿no? Y que aún no eres miembro de la escuela – dijo con un tono de indiferencia

- Sí lo sé – le dije con una sonrisa que después se volvió mueca

- Bueno este es tu salón, espera aquí afuera hasta que llegue la profesora

La secretaria se fue y vi que era el salón "B" al igual que mi antiguo salón, escuché mucho ruido que provenía dentro del aula, me asomé por una ventana y vi que el salón era un desastre. Cuando volteé, vi que venía una maestra y me senté de nuevo, alcance a escuchar que alguien gritó dentro del salón: - ¡La maestra! ¡Ahí viene!

La maestra era joven, como de veintiocho años, se veía que era de un carácter dulce, sin duda ya quería entrar a escuchar su clase.

- ¿Eres Reachel... – Se fijó en su libreta y prosiguió – ¿Taylor? – yo solo asentí - Bien, entra conmigo. Te presentare ante el salón – Entramos y todos estaban bien sentados y callados – Buenos días, hoy les presentaré a su nueva compañera – Me miró y me dijo en voz baja – Preséntate

- Ah... Buenos días mi nombre es Reachel... Taylor White – Tartamudeé. "Tranquila, tranquila... no pasa nada, respira" Me dije para mis adentros ya que me había puesto nerviosa porque todos se me quedaron viendo, fue muy incómodo. Nadie dijo nada solo se me quedaron viendo de manera extraña

- Bien Reachel, siéntate por allá junto a Dániel

- Pero... ¿Quién es Dániel?

- Solo siéntate en un lugar que este vacío

- Que genio... y pensé que era amable – Dije susurrando para mí

Me senté junto a la ventana, en el penúltimo asiento de la fila, vi que el asiento que estaba detrás de mí estaba vacío. Se me hizo extraño, pues la maestra solo entro a presentarme y luego se fue.

- Hola pequeñita... Veo que quedamos en el mismo salón – Cuando volteé vi que era ese tipo que me había encontrado en la entrada

- Hola – Le dije un poco insegura

- Pensé que solo estabas bromeando cuando me dijiste que eras de tercer año – le dirigí una sonrisa sarcástica - Mi nombre es Dániel Park, Dániel con acento en la "a" – dijo con una sonrisa

- Ah, hola Dániel... – le respondí articulando una sonrisa

- ¿Y?

- ¿Y? – repetí

- ¿No me dirás cómo te llamas?

- Pero ya lo dije hace un momento

- Oye ¿de qué país vienes? solo estoy tratando de ser amable para ganarme tu confianza y tú me respondes así – dijo agachando la cabeza y simulando tristeza

- Perdón... No fue mi intención – le respondí apenada

- No te preocupes solo bromeaba

- ¿Siempre bromeas? – le dije seria

- No te enojes – guardó silencio y después dijo con la voz un poco más baja – Si estas así pierdes tu lindura – Al escuchar eso abrí los ojos y me sonrojé. Después de todo, no teníamos la confianza para que me dijera eso. Él me miró e hizo un ruido extraño - Te vez linda cuando te sonrojas – se acercó a mi rostro para poder ver bien mi sonrojo... y de pronto, fue como si hubiera visto a Christopher y sin darme cuenta me fui acercando a los labios de Dániel. 

Te vi, Te conocí, Me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora