- Todo saldrá bien, ya verás. - le recalcaba a una de mis clientes que se encontraba en mi oficina. A diferencia de otras ocasiones, la sesión con esta cliente había durado más de lo esperado.
- No lo sé, Srta. Wood. Siento que todo sale mal, va de mal en peor y no veo alguna salida. - me responde entre sollozos. Realmente no esperaba que aquella hermosa mujer de carácter fuerte se derrumbara emocionalmente delante de mi. Pero ahí estaba yo delante de Sarah Miller, una muy reconocida empresaria que en su mejor momento de la vida, su carrera iba en ascenso. Pero seamos sinceros, la vida no es tan justa como para darnos una vida perfecta... así que la vida matrimonial de la famosa Sarah Miller parecía el descenso de un ascensor el cual le cortaban los cables de acero que lo sostenían. Creo que así ella se sentía, suspendida al oscuro vacío y temía no saber cuándo chocaría contra el cruel suelo; pero a veces el suelo no es tan cruel como creemos.
La realidad es que quién no se encontraría en un estado depresivo si eres la última persona en enterarte a través de los medios de comunicación de que tu matrimonio siempre ha sido una falsa alimentada por el egoísmo y la lujuria de la persona que amabas. No podemos tapar el cielo con la mano, y es que la vida perfecta no existe; lo sé por experiencia propia.
- Sra. Miller, todo en la vida tiene su fecha de caducidad, nada es seguro para nosotros. Reflexione... - le respondo mirándola a sus ojos llenos de desesperación.
- ¿Qué intenta decirme, que me rinda... que todo terminó? ¡¿Qué clase de profesional es usted, que incompetencia la suya que me brinda esta terapia tan costosa solo para al final decirme que nada tiene solución?! - me responde totalmente alterada. Se levanta de la silla y comienza a caminar por toda la oficina exclamando reclamaciones y "cultos insultos".
- Sra. Miller, no es lo que quise decir, me ha interpretado erróneamente. Por favor, cálmese. - le pido con la mayor tranquilidad que puedo demostrar ante esta situación. En realidad, he enfrentado peores situaciones como... el riesgo de una vida. La observo como poco a poco se tranquiliza y toma asiento. - Me ha interpretado mal, disculpe toda esta situación. Lo que intento demostrarle es que hay elementos en nuestras vidas que simplemente no duran para siempre.- Me levanto de mi silla y rodeo el escritorio que nos separa y crea imaginariamente la estrecha línea de relación profesional - cliente. Es decir, decido romper los esquemas e invadir su espacio personal. - Sarah, hay cosas que no son seguras o eternas tanto en su vida como en la mía. Ejemplo, la vida, la familia, el trabajo, el dinero, la fama... - tomo asiento en otra silla situada a su lado izquierdo y le tomo las manos. Me dedico a observar detenidamente su delicado rostro, esta mujer ha sufrido tantos años sin darse cuenta. - Sarah, ni siquiera el amor es seguro o eterno en nuestras vidas. El tiempo cambia, las necesidades cambian, las personas cambian... los sentimientos cambian. Y estos sucesos no podemos controlarlos o manipularlos. - Sarah no dice ni una palabra, sólo me mira a los ojos y en su rostro refleja todo el daño y la angustia que ha estado ocultando frente a todos, pero no a mi.
Es demás decir que conozco a Sarah desde que me mudé a vivir en Inglaterra hace tres años. No somos amigas ni tampoco conocidas, simplemente nos encontramos bajos ciertas circuntancias no tan favorables en nuestras vidas. El escenario lo fue en un hospital; ella visitaba a su convaleciente hijo y yo me encontraba en la misma habitación recuperando mi salud luego de haber superado cinco meses en estado comatoso tras sufrir un aparatoso accidente automovilístico. Ella nunca dirigió su mirada hacia mi persona pero, yo era testigo de su llanto y sus lágrimas día y noche. Pero como dije anteriormente, bajo circunstancias no tan favorables en nuestras vidas.
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Crónicas De Un Amor No Recordado
Romance- Terminamos, ya no quiero estar contigo. - Confesó tranquilamente mirándome a los ojos. Esos oscuros y fríos ojos que estuvieron únicamente en mi. Mi corazón se quebró en mil pedazos y con las pocas fuerzas que me quedaban me acerqué y lo besé. Bes...