Sólo fue el destino

589 20 5
                                    

Como todas las mañanas, caminaba hacia mi escuela. Pero como siempre llevaba mi libro en mano y en ese momento leía "En Llamas", no me importaba haberlo leído más de diez veces. 

Llegué a una esquina, donde se encontraba una cafetería, de la cual provenía un olor exquisito. Giré hacia la derecha y en ese momento alguien chocó conmigo. Tirando su café sobre mí.

-¡Fíjate por donde caminas! -bufé. Trataba de retirar esa gran mancha de café de mi blusa blanca, pero era inútil.

-Discúlpame, pero tú eres la que se tiene que fijar. Yo venía saliendo de la cafetería, tú venias leyendo. Así que no es mi culpa.

En ese momento recordé que traía en mis manos mi valioso libro. Bajé la mirada y ahí estaba mi libro, en el suelo sobre un charco de café. 

Lo levanté rápidamente y miré que todas las hojas estaban desechas, de hecho; todo el libro estaba desecho, era un desastre.

-Ves lo que has causado -bufé.

-Lo causaste tú, por venir en otro mundo -sonrió.

-¡Eres un idiota! -me giré y cruce corriendo la calle.

Escuché que a lo lejos el gritó de ese chico, pero no hice caso. 

Sentí una lágrima correr por mis mejillas y tal vez piensen que es tonto, pero para mí no. Ese libro era uno de mis tesoros. Me puse mi chaqueta para que no se notara la gran mancha de café que tenia mi blusa, guardé mi libro en mi mochila, sequé mis ojos y entré a la escuela.

Al salir de clases pasé a una librería para ver el precio del libro, pero como era de esperar; el precio estaba por los cielos. Salí y seguí mi camino. Pasé por la cafetería, la cual sentía tenerle odio, pero ¿por qué? si a quien tenia que odiar era a ese idiota.

***

A la mañana siguiente pasé por el mismo camino a mi escuela. Al llegar a esa esquina miré que ahí estaba ese chico, así que caminé rápidamente; pero él fue mucho más rápido.

-Hola -sonrió-, pensé que hoy no pasarías por aquí -al ver que no contestaba, siguió hablando-. Quiero pedirte una disculpa por lo de ayer.

-Ajá -dije sin mirarlo. ¡Por dios, cuando cambiaría el semáforo!

-Te invitó un café y una rebanada de pastel de chocolate, para hacer las pases.

-Que lindo de tu parte -dije sarcásticamente-. Pero no acepto las invitaciones de desconocidos.

-Me llamo Jason Miller -extendió su mano. Al ver que no hice caso de su mano, la dejo caer a su costado-. Y ¿tú?

La luz roja del semáforo cambio, me fui corriendo y lo dejé ahí esperando mi respuesta. 

A la hora de salida me despedí de mis amigas y salí con camino a la librería. Ya tenia el dinero completo para comprar la trilogía completa.

-Buenas tardes muchacha, ¿buscas un libro en especial? -dijo el señor encargado de la librería.

-Buenas tardes, vengo a dar el último pago de unos libros -sonreí.

-¿Tu nombre?

-Emily Evans.

Después de un momento de mirar en su computadora me miró directamente.

Sólo fue el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora