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cuantas veces habían sido ya?

su respiración estaba agitada, tenia la cabeza gacha, con la vista perdida en ningún punto en especifico, poco a poco regulaba su respirar, levanto lentamente la cabeza, viendo a su alrededor, observando todo, todo el escenario consecuente a sus recientes acciones, sintiendo una mezcla de emociones indescriptibles, creando un enjambre de pensamientos incoherentes en su mente.

Se giro sobre sus talones y comenzó su andar, tarareando una canción que había escuchado con uno de sus hermanos, tratando de no pisar todo aquello que ya no era reconocible, y menos para cualquier persona, comenzó a realizar una pequeña danza, siguiendo el ritmo de aquella canción que seguía tarareando, esquivando todo como si fuera parte de una coreografía.

De esa manera llegó al final de aquel estrecho y profundo callejón en el que se encontraba, fijó la vista al cielo, dándose cuenta de que pronto seria hora de cenar, y no se daría el lujo de perderse la comida de su madre.

Sonrió ladino al pensar en la cena de esa noche, todos juntos como de costumbre, disfrutando el manjar que les preparaba aquella mujer que tanto amaba, pero esta sonrisa desapareció al instante en que fijo su vista a sus ropas, observando como esa tela que vestía se encontraba cubierta de un rojo carmesí, provocando que un gesto se formara en su rostro, aunque, por supuesto, siempre era consciente de que aquello, en la mayoría de las veces, resultaba de esa manera.

Diviso a unos metros delante de él un bote de basura, se acerco lo suficiente para poder depositar la ropa manchada, quedándose solamente con su usual sudadera y un pantalón simple, claro que había veces que le daba calor traer tanta ropa pero era necesario, y eso era mejor que luego tener que ver los rostros de preocupación de su familia...

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- Osomatsu ni-san sabes dónde esta mi traje? Mañana lo necesito y no lo encuentro... - preguntó el de sudadera verde mientras buscaba entre la ropa de su armario.

- Y porqué me preguntas a mi?- pregunto el mayor desinteresado mientras hojeaba una revista.

- Porque eres el único que se pone la ropa de los demás... o hasta donde yo se- siguió buscando entre las prendas, quedando cada vez mas convencido de que cierta persona lo había agarrado. suspiro resignado- estoy seguro que lo había dejado aquí...

- Pues claro que no esta ahí~, ayer lo use al salir para sentirme importante~ pero caí en una pequeña colina y se arruino todo por lo que tuve que tirarlo- por fin se sentó cruzando las piernas sonriendo orgulloso- pero no te preocupes~ tu amado hermano mayor esta bi- no pudo terminar la frase debido a que recibió un golpe en la cabeza, lo suficientemente fuerte como para aventarlo.

- Pero por que lo tiraste!? Sabes lo que cuesta un solo traje!? que amado ni que nada, eres un hermano mayor de mierda! ahora tendré que ir a comprar otro, tsk - se cruzo de brazos frente a el, esperando una razón para no matarlo.

...sacrificios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora