El sheriff Albert Jhonson contestó el teléfono de la comisaría de Calico, California, Estados Unidos. Eran las 6:27 de la tarde del primer día de 1955. Jhonson no pudo más que quedar impactado ante la declaración de asesinato y suicidio de una de las mujeres más hermosas y conocidas del pueblo.
No sabía como pudo suceder esto. Era imposible, inaudito. Jamás sucedían grandes cosas en Calico, puesto que es un pueblo muy pequeño. Nunca, por lo menos desde que Jhonson tuviera memoria, alguien había muerto, de no ser por causas naturales. Un suicidio ya era mucho, no le podía entrar en la cabeza a Jhonson lo trágico del incidente.
Partió a casa de los Matthews acompañado de Thomas Wilson y George Jefferson, dejando a cargo a Jason Matthews. Éste preguntó que sucedía, puesto que él siempre iba acompañando al sheriff y se quedaba el joven Wilson. El viejo y canoso Jhonson no podía decirle que su esposa y sus dos hijos estaban muertos. Decidió decirle algo vago, con lo cual no sabría lo que había sucedido exactamente. Lo único que pudo decirle al joven Jason fue: "Jace, debes llamar al hospital. Deberán ir a tu casa. Quien llamo ha sido tu esposa."
Jason reaccionó preocupado, sin saber si le pasaba algo a Angus, a John o, incluso, al bebé. ¿Que pasaría si sufrió de un aborto espontáneo? ¿O si es que uno de sus hijos se cayó de las escaleras? El pobre castaño de ojos azul eléctrico no sabía que tan grave era el problema. No pudo más que llamar al hospital y dar aviso de un accidente ocurrido a dos cuadras al sur de la comisaría.
"Tranquilo, tranquilo. Ellos están bien, ellos están bien. Nadie les haría daño, no, nadie nos haría daño." Pensaba, intentando, sin buenos resultados, tranquilizarse.
"Esto no es culpa de alguno de ellos, no fue un accidente", pensaba Jason. Él no podía comprender como alguien le haría daño a su familia. Aunque nadie le hubiera dicho nada, el estaba seguro de que alguno de ellos no se encontraba bien y que era culpa de alguien, o algo, más. Que él supiera, su familia no tenía enemigos, puesto que ellos eran relativamente nuevos en el pueblo, solo llevaban un par de meses allí. Era imposible que alguien les hiciera eso.
No pudo más que aguardar a que llegaran sus compañeros y que le explicaran lo ocurrido. Esperaba que no llegara ningún fax, puesto que si esto sucedía, algún integrante de su familia se encontraría muerto y/o con daños físicos visibles. Lamentablemente, este día era el comienzo del fin del mundo conocido hasta ese momento, por lo cual el fax comenzó a funcionar. 1 hoja. 2 hojas. 3 hojas. Jason supo cuantas eran por el sonido del fax. No fue capaz de levantar la mirada, ni un centímetro, hasta que de repente vuelve a escuchar el fax. 1 hoja más. 2 más. 3 más. 4, 5 y 6 más. Levanto la vista para ver que sucedía. Lo único que vio fue rojo.
Minutos después de que observara las imágenes de los facsímiles, se encontraba en el mismo lugar, solo, sin compañía alguna, sin familia.
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Cuando mueren los niños|#BigWinners|#FFA16|#CWEEE3|
HorrorSegundo lugar en HFS. ¿Te podrías imaginar a una madre que asesine a su propio hijo? ¿Te imaginas a un chico de 12 años asesinado por su propio hermano menor? ¿Crees que las muertes acaban aquí? Lamentablemente para muchos, este solo es el comienzo...