Los miré, sonriéndose con complicidad, compartiendo una magia la cual yo desconocía. Como si fuera que las personas presentes en aquel restauran, festejando su compromiso no existiéramos, como si fuera que se encontraban en otro mundo el cual solamente ellos dos formaban parte.
Cuando mi amigo tomo sorpresivamente sus labios en un beso lleno de amor, mi corazón comenzó lentamente a desangrarse de dolor. Si los demás chicos no hubiesen gritado de emoción por ese beso, hubieran podido escuchar un patético gemido de dolor provenir de mis labios. A pesar de estar acostumbrado al dolor, este tenia el poder de derrumbar mi mundo de una manera brutal, matándome de forma lenta y dolorosa. Un nudo en mi garganta empezó a formarse. El dolor de aquello era tal que parecía que hubiese tragado vidrio.
Cuándo fue mi turnó de felicitar su compromiso, una triste sonrisa se formo en mi pálido rostro, mientras que lo miraba, clavando mis tristes ojos en los hermosos ojos chocolates de él. Le di la mano en forma de felicitaciones y cuándo pude percibir su sutil agarre, sentí como mi mano se quemaba poco a poco, un ardor incesante que me lastimaba de manera lenta, como si disfrutase lastimarme, y me hacia por un momento desear no existir. Aquel tacto evocaba viejos recuerdos, viejas palabras.
Ahora era el turno de mi pequeño amigo, de la razón por la cuál me mantenía en pie. Lo felicite tal vez no de la manera que le hubiese gustado, pero lo hice sin llorar. Con un un suave hilo de voz de tono adolorido, pero mi amigo no lo notó por lo aturdida que se encontraba por todo esto.
Siempre pasaba lo mismo y por mas que se repetía no dejaba de doler... porque amar también es sufrir... sufrir hasta un punto en que tus lágrimas se agotan pero tus ojos aun arden queriendo derramar mas o cuando tu corazón duele; oprime y quema tu pecho, un dolor tan intenso que por un momento prefieres morir para por fin dejar de sentir... dejar de sufrir.
Respiré profundamente tratando de tragarme el dolor que sentía en ese instante, ahogue un sollozo y pestañee continuamente hasta alejar esas gotas cristalinas que se empeñan en querer salir de mis ojos. Me disculpé diciendo que había algo importante que hacer.
¡Mentira!
Algo que no puede esperar.
Pude notar como Bark descifró mi sonrisa fingida y se ofreció a llevarme, pero me negué a su petición. Mis orbes ardían, sentía aún ganas de llorar pero no podía permitirmelo, deseaba con todo mi corazón salir de ahí y no dejar a nadie ver mis sentimientos bajo esta sonrisa falsa.
Claro que no.
Me aleje de la mesa sin dar una mirada atrás, caminaba hacía la puerta siendo observada por todos, siendo observada por él, pero no dejaría que me descubriesen, no dejaría que me vieran destrozado. Seguí caminando tranquilamente aunque mi corazón gritaba salir corriendo de ese lugar. De repente escuché su voz varonil llamarme.
-Sehun ¡Espera!.- detuve mis pasos en seco al escuchar una conocida, pero dolorosa voz,¿Sonaba preocupado?. No me giré para verlo por miedo de que esto fuera real y mis fuerzas se debilitaran. - Toma esto, esta lloviendo.
Me di vuelta para comprobar mi infortunio. Y sí era Kai, con un paraguas en sus manos ofreciéndomelo, ofreciéndomelo a MÍ con una sonrisa. No dije nada, sólo lo tomé con pocas fuerzas y asentí en forma de agradecimiento con mí falsa sonrisa.
Cuándo el retomó el camino hacia la mesa, miré mis manos temblorosas sosteniendo el paraguas que Kai me había prestado, sentí nuevamente ese molesto picor en mis ojos y el nudo en mi garganta, la agonía y el dolor que escondo queman mi pecho haciéndome arduo el trabajo de respirar.
Todo empezó de nuevo y sabia que no lo podría ocultar por mucho tenía que salir de ahí.
Respiré profundamente tratando de tranquilizarme y agradecí conseguirlo, retomé mi rumbo hacia la puerta que estaba a pocos metros. Pero cuando menos me lo espero una de las personas mas cercanas a mi mejor amigo entra.
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You Hurt Me
FanfictionSiempre pasaba lo mismo y por mas que se repetía no dejaba de doler... porque amar también es sufrir... sufrir hasta un punto en que tus lágrimas se agotan pero tus ojos aun arden queriendo derramar mas o cuando tu corazón duele; oprime y quema tu p...