Remanentes

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Jongin y Kyungsoo habían terminado hace diez meses; Jongin estaba bien, sus estudios iban de maravilla, tenía un cómodo trabajo de medio tiempo y comenzaba a salir con un lindo chico llamado Luhan.

Todo en su vida se encontraba en un perfecto equilibrio, hasta que ese día de diciembre Jongin vio a Kyungsoo caminando animado por la vereda de enfrente entre los ligeros copos de nieve.

Entonces recordó que aun lo amaba.

No fue un simple sentimiento efímero, de aquellos que congelan un instante el cuerpo; fue como si toda la perfección de su mundo se remeciera en un horrible terremoto, destrozando todo.

Jongin se levantó de su lugar en la húmeda banca de aquel pequeño parque y alzó su cabeza mientras seguía aquella menuda figura moviéndose entre las tiendas. Tenía una sonrisa en los labios y su cabello se agitaba con la fuerza del gélido viento de invierno.

Se encontraba a punto de caminar hacia él cuando una mano jaló de su abrigo.

- ¿Todo bien, Jongin? - preguntó Luhan, su nariz estaba algo enrojecida con el frío.

- ¿Qué? S-sí. Todo está bien.

Se volvió a sentar en aquella banca; Luhan continuó hablando sobre sus planes de ésta navidad, y Jongin no podía entender sus palabras, sumido en la confusión.

No había visto a Kyungsoo desde hace unos ocho meses, en una fiesta sorpresa mientras todos lo despedían para emprender un viaje a Italia, donde aprendería a fondo de Historia del Arte. Aquel día Jongin creyó que el vacío en su pecho era momentáneo; las relaciones nunca eran tan simples de superar. Pero ahora era diferente; podía sentir sus manos temblorosas pensando en que él estaba aquí y seguramente solo había vuelto a ver a su familia, luego volvería a marcharse.

Su relación había sido demasiado intensa, increíblemente pura y feliz; se conocían desde la escuela y habían compartido amigos, pero no se hablaban más de lo necesario. Fue recién en la Universidad; mientras Jongin caminaba hacia las duchas luego de una practica de Danza que vio a Kyungsoo, lo vio de pies a cabeza con su corazón errático mientras lo observaba pintar; tenía sus mejillas manchadas con acrílico blanco y de su sien caía una suave gota de sudor por correr de aquí para allá a lo largo del lienzo.

Kyungsoo creyó que Jongin estaba loco, todos lo hicieron, pero Jongin no podía dejar de caer rendido por él. Se preguntaba cómo fue posible no haberlo visto; no haber observado a Kyungsoo antes y descubrir aquella belleza que lo estaba haciendo perder la cabeza lentamente.

Fue una larga batalla entre confesiones imperiosas a la salida de sus talleres, negativas torpes y permanentes insistencias. Hasta que un día Kyungsoo también lo vio a él mientras presentaba un espectáculo de primavera en el auditorio de la Universidad.

Jongin tuvo la última oportunidad antes de las vacaciones para confesarse en aquel taller; el pincél se estremeció entre los dedos de Kyungsoo cuando una vez más Jongin habló.

- No sé por qué sigo haciendo esto, pero no puedo sacarte de mi cabeza, Kyungsoo. No importa cuánto tenga que esperar por ti, necesito que sepas que me estoy volviendo loco.

Había un fuerte olor óleo en el ambiente; Kyungsoo se talló las manchas de pintura en su frente antes de voltearse con dificultad.

Todo estaba teñido con el carmesí de un atardecer de verano; no había sonido alguno más que el de la madera del piso crujir por la vejez y de las aves al marcharse a dormir.

Entonces Kyungsoo había reunido el valor suficiente como para elevar su vista y captar al muchacho en la puerta. Llevaba su cabello enmarañado y la ropa revuelta, pero su mirada era de angustia y confusión, lo que hizo que el corazón de Kyungsoo se remeciera el tiempo suficiente como para hablar sin rodeos.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2018 ⏰

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TO THE MOON AND BACK (Kaisoo Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora