El Futuro Y Sus Sacrificios.

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¿Has pensado en tu futuro alguna vez?

Cómo cuando un amigo, un profesor o algún conocido te preguntaron delante de tus padres, ¿qué te gustaría ser cuando seas mayor?

Quizás te imaginaste a ti dentro de unos diez, quince o veinte años con el posible trabajo que te gustaría desempeñar—como doctor, profesor, contable o abogado—con una bonita casa propia, y una pareja agradable que te permitiera disfrutar de la vida. O, tal vez, te imaginaste viajando por el mundo, conociendo lugares mientras desempeñabas algún otro tipo de trabajo desde tu ordenador—subiendo videos a YouTube, enviando tus diseños gráficos o fotografías vía internet, exponiendo arte en alguna famosa galería, bailando profesionalmente o brindando conciertos para cientos de fans, actuando los mejores papeles en el cine o teatro, o incluso, jugando para tu selección favorita.

Sea cual fuera tu forma de pensar, de seguro meditaste todas aquellas opciones en tan solo unos segundos, sopesaste los pro y los contras de cada posibilidad, a fin de escoger la respuesta correcta—algo que te gustaría hacer a ti y solamente a ti, durante el resto de tu vida.

Sin embargo, antes de que pudieras responder, uno de tus padres o, bien podrían ser, ambos respondieron por ti, dejándote en shock con su respuesta. Ellos habían escogido, sin preguntarte obviamente, algo que tú definitivamente nunca querrías hacer, ni aunque fuera la última opción para tu futuro.

Pero, antes de que pudieras darte cuenta: aquel oscuro y gélido futuro planificado se había convertido en tu presente, y ya estaba golpeando tu puerta. Sin importar cuantas veces trataras de explicarle a tus padres que no querías estudiar o trabajar en aquello, siempre encontraban la forma de convencerte de que eso era lo correcto, que ellos solo querían verte bien en la vida, y que seguir tus sueños resultarían en un riesgo que—por ahora, mientras ellos pagaran tus estudios y tú no pudieras costeártelos por tus propios medios—no valían la pena considerar.

Así que, ahora estás aquí, estudiando o graduado como un profesional en algo que a ti ni siquiera te gusta, para poder trabajar en algo que no deseas, listo para ser el orgullo profesional de tus padres.

En la ciudad de Quito, Ecuador, el empresario y heredero de los Hoteles: Los Tres Grandes, Joseph Ducate—un hombre recto y de conducta intachable—intenta cumplir los últimos deseos de su padre—quien falleciera semanas atrás—al tratar de vivir la vida que él le había dejado preparada y casarse con una mujer a quien no ama.

A pesar de que Joseph odia dicha vida y desea huir desesperadamente de ella, no puede hacerlo tan fácilmente. Llevar el apellido Ducate implica hacer ciertos sacrificios, es como tener un reflector encima todo el tiempo—siendo juzgado y observado por todo el mundo, en especial su familia.

Su apellido es un arma de dos filos con el que se había acostumbrado a lidiar. Pero desde que el testamento de su padre fue leído, el apellido Ducate pareció convertirse en un arma todavía más peligrosa, una hoja de doble filo tan extremadamente afilada, gracias al sinnúmero de reglas y formalismos que debía de cumplir sin reprochar, que su letal corte parecía ser absolutamente inevitable.

Recibir la bendición de su familia era importante, pero aquello significaba dejar todo lo que, a estas alturas, él ya no debía tener: voluntad propia para cumplir sus metas personales. Los deseos y sueños que le apartaban del legado Ducate eran peligrosos, sobre todo si ese deseo o ese sueño es algo prohibido que debía mantener siempre en secreto.

Durante 10 años el realmente lo había conseguido. Había logrado enterrar tan bien aquellos deseos y sueños—ser un escritor y disfrutar de la vida junto al hombre que alguna vez amó—hasta el punto de llegar a creer que los había apagado por completo. Pero cuando su único amigo, el único que no había sido escogido por su padre y a quién había mantenido a pesar de que él nunca lo aprobara, lo convence de ir a una discoteca local, solo para despedirse de su libertad y soltería, pasó algo que nunca esperó sucedería.

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora