Capitulo 4

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La vida siempre cambia, aunque creas que tienes el control sobre algo el mismo destino desatara un caos en ello.

La nicotina y el alcohol se volvieron unas de mis mejores amigas, no se porque fumaba o porque bebía, quizás solo me quería divertir, pero con el paso del tiempo ya nada era igual, salía con Markuz y Steve y no había algún día que no volviera a mi casa en un completo estado de ebriedad, con olor a humo en mi campera y sangre en los nudillos por haber causado algún disturbio en algún bar, pero con cada salida notaba que se convertía en una rutina...
Salir un viernes por la noche empezando con unas birras y fumar en algún bar, seguido de irrumpir en algún lugar y tomar todo lo que sea posible, destrozar cosas en la vía pública hasta llegar al sábado con un resaca tan fuerte que te quitaba las ganas de vivir... Pero eso ya no me divertía, necesitaba algo mejor, algo más fuerte, así fue como conocí a Tommy, un chico de mi barrio que vendía marihuana de la buena, recuerdo haberle comprado 5 gramos de Móbydick, y sus fieles palabras "esta porquería pega como el coletazo de una ballena asesina", sin pensarlo, sin avisarle a nadie, me fui a un baldío donde no pasaba nadie, una botella de corona, un atado de marlboro, y 5 gramos de guaringuala, la sensación de estar drogado y ebrio, tener pensamientos aleatorios,no saber lo que está ocurriendo a tu alrededor, una sensación de bienestar, en ese momento pensé, quiero estar drogado toda mi vida.

Diario de un AdictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora