Capítulo único.

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Corríamos por el prado sin preocuparnos de nada más que de nosotros, la vida siempre fue complicada para ambos y ahora aquí, perdidos en la soledad de la tierra donde nadie nos miraba ni reprochaba podíamos ser nosotros. Dos weones enamorados hasta las patas que siempre se ocultaban del que dirán. Éramos un par de gallinas en un mundo de lobos y esperábamos ocultarnos el máximo tiempo posible de ellos. No era posible claramente pero, hasta ahora vamos bien.

Veríamos el eclipse de Luna de hoy aquí, donde las luces no podían interrumpir el cielo y las millones de estrellas y la luna llena iluminaban nuestro camino. Fue el Nico el que se cansó primero y tirándose al pasto se quedó mirando el cielo. El eclipse ya había empezado y llevába un poco más de la mitad, algo rápido a mi parecer.

Me senté a su lado con la vista pegada en su morena piel, esa que con la oscuridad se hacía menos notoria. Me fijé que sus ojos brillaban con fuerza y no pude evitar sonreír cuando me miró.

- ¿Qué? - Rió con vergüenza.

- ¿No te puedo mirar ahora? - Solté haciéndome el ofendido.

- No, que me da vergüenza po' - Se cubrió el rostro con ambas manos y no pude evitar soltar una risa sutil.

- Te amo - Le dije.

Esperaba no tener respuesta pues era primera vez que se lo decía pero, se sentó de golpe y me quedo mirando, notaba su vista fija en mí, en mis ojos, en mi cuerpo, en mí.

- ¿D- De verdad me amas? - Tartamudeó nervioso.

- Sí - Me levanté - Puedo gritarlo si quieres - Saqué la cajita que apenas se veía con la luz que quedaba - Nicolás, desde que te vi ese día en clases de programación, desde la primera mirada que me diste en el break, desde el día que me hablaste me enamoré de ti, de tu personalidad, esa voz y tu cabello al bailar con el viento. Cuando me besaste por primera vez me enamoré de tus besos y la primera vez que hicimos el amor me enamoré de tu cuerpo, tus caricias y tus caprichos - Notaba un brillo en sus mejillas, estaba llorando - Al pasar los días todo se volvía más fuerte, ahora me siento incapaz de vivir sin ti. No quiero separarme de tu risa, ni de tus hermosos ojos, así que amor mío, me di cuenta que me enamore en cuerpo y alma de ti. Por eso Nico te pregunto,
¿quieres compartir el resto de tu vida conmigo, hacerme partícipe de tus penas y tus alegrías, tus enfermedades y grandes logros? - me acerqué a él unos pasos - Nico - susurré - Con todas las estrellas de testigo - El eclipse estaba casi completo - ¿Te quieres casar conmigo?.

No tuve respuesta en palabras pero, se levantó de golpe para abrazarme, sentía su cuerpo cálido y sus brazos rodeándome por el cuello, sollozaba despacio.

- Tengo tanto miedo - sollozó - Que alguien te alejé de mi solo por maldad.

- Haré lo posible para que eso no pasé - Acaricie su cabello - Haré lo posible para que tantas cosas no pasen amor mío.

- Sí quiero, si quiero casarme contigo Jaime - lo besé, estaba contento y podría brincar de la alegría.

La luna estaba completamente oculta, las oscuridad era absorbente. Cuando nos separamos nos dimos cuenta que no se veían ni las estrellas en el cielo. Era una oscuridad que asustaría hasta al más valiente. Le sujeté la mano mirando nuestro alrededor, sentía su miedo y el mío.

- Sentemonos, si caminamos nos podemos sacar la chucha.

Me senté y lo guíe con mis manos para que se pusiera delante de mi, lo abracé por la cintura y escondí mi cabeza en su cuello sintiendo su perfume. No cerraba los ojos pero por la oscuridad que había podría pensar que sí.

- ¿Qué weá el cielo? - Preguntó casi en un susurro. Como si temiera que alguien nos escuchara.

Al mirarlo me di cuenta del color rosa tirando a morado que tenía, un color digno de lluvia. Acaricié sus manos antes de contestar.

Eclipse [Historia Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora