Cap 1

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—¿Que yo... QUÉ?
Un pequeño quejido retumbó en el cielo, hogar de los ángeles. Era un paraíso donde el silencio y la tranquilidad reinaba, pero no en ese momento.

Había una pequeña asamblea donde arcángeles y Dios encomendaban las misiones de los ángeles, especialmente a los de la guarda. Ninguno tuvo queja salvo uno: Auxilium.

—Pero, ¿no se dan ustedes cuenta de la barbaridad que acaban de decir? ¡Es absurdo!

Era un ángel joven, con una túnica blanca y una toga de tela roja y bordes dorados. Su aspecto era esbelto, con unos ojos verdes, unas ojeras notables y poca perilla. El halo alrededor de su cabello rubio oscuro brillaba con fuerza. A pesar de su juventud, era uno de los más importantes ángeles de la guarda que había allí.
Se encargaba de misiones muy importantes sobretodo de cuidado de gente grave o con problemas, pero en esa asamblea le propusieron la tarea más complicada que había: cuidar a alguien que vivía en el Purgatorio.

—Muchacho— habló el más anciano de aquella reunión—, sabemos lo complicado que es esto, ya que es un camino lleno de pecados, pero si te hemos encargado esto es porque todos tenemos la seguridad de que conseguirás protegerla y ver que no es malvada.

Auxilium se resintió, gruñendo entre dientes y luego suspirando.

—Bueno, ¿cómo se llama?
—Rancor. Es una joven demonio que te será fácil reconocer. Tu objetivo es observarla y comprobar sus actos, aparte de protegerla.
—Rancor...— murmuraba hacia sí mismo.

Salió de aquel lugar y se dejó caer hacia el mundo humano de espaldas, desplegando sus alas para poder aterrizar y no sufrir ningún daño. Las personas corrientes nunca verían sus características de ángel, sino que lo veían como un humano más.

Empezó a caminar entre la muchedumbre, intentando levantar la vista pero sólo pudo ver mareas y mareas de gente. Se agobiaba por tanta gente chochando y ajetreada que se tuvo que apartar a un lado, donde se encontraba un parque vacío.

Miró al cielo, no se sentía cómodo haciendo estos encargos. El mundo terrenal no era para nada comparable al cielo. Esos tonos grises y tristes, la rancia contaminación que se inundaba de humo, la personalidad de la gente...

Pero de pronto vio una sombra pasando al lado suya, una sombra con una cola fina acabada en punta de corazón y se levantó de golpe, yendo a por esa sombra. Cuando fue a perseguirla, escuchó una risilla y aceleró. Auxilium echó a correr, aunque era inútil porque cada vez se movía más rápido hasta que echó a volar y se colocó frente aquella sombra, que intentó frenar y chocó con el ángel.

Acabaron en el suelo, aturdidos, pero cuando él fue a echar la vista hacia arriba se encontró lo que buscaba: joven de piel carmesí, cabello oscuro, ojos negros y unos cuernos grisáceos. Era ella, Rancor.

La chica volvió a reír y se incorporó:
—Me ha gustado el pilla pilla, señor ángel— se sacudió el polvo de su cuerpo y le extendió una mano para ayudarle.— ¿Necesitabas algo?
—¿Rancor...
—Oh, al parecer soy conocida allí arriba. La misma— su sonrisa dejó al descubierto
unos prominentes colmillos.— Bueno, qué pasa.
Auxilium carraspeó y explicó:
—Auxilium, tu ángel de la guarda. Ya sé que suena muy fuerte de golpe, pero he sido encomendado en la misión de protegerte.
—Parece que allí se dan segundas oportunidades... Me alegro de que no sepáis que es el rencor— se encogió de hombros y luego se cruzó de brazos.— O sea, eres un ángel protector que va a estar cuidándome y vigilándome.
—Exacto.
—Y no podría morir.
—Sí.
Rancor puso una mueca divertida, y lo miró, con cierta picardía.
—Nos lo vamos a pasar muy bien los dos, ¿eh? Ven a mi casa, cuéntame toda la historia.

Rancor lo agarró del brazo y lo llevó arrastrando a su casa. Se encontraba inquieto, pero sabía que era el principio de una larga responsabilidad.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2016 ⏰

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Rancor et AuxiliumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora