Parte 1

25 2 0
                                    

¿Que te hizo volver?

Solo me quieres cuando soy tu última opción.

Dices que me extrañas, pero solo pareces extrañar esa calma que te doy.

Eres sofocante.

Siento tus uñas en las paredes de mi garganta, arañando cada vez que te alejas.

Todo tenía cierta calma.

Antes de que volvieras todo dolía pero estaba acostumbrado a que fuera algo rutinario.

Me arrebataste mi calma cuando me diste una esperanza.

De cambiar todo.

Pero ahora solo me ahogo bajo la ducha.

Las sábanas me estrangulan cuando duermo.

Clavaste cientos de alfileres en mis ojos, y ataste un hilo a ellos, un extremo a ti. Llevándome a ver cada parte de tu cuerpo.

No pude seguir adelante como las otras veces.

Aún cuando lo intenté, habían sombras con tu forma, con tu voz.

Y eso fue lo que no lo hizo funcionar.

¿Por qué me siento tan apegada a alguien quien me hundió?

¿Alguien que me cambió sin titubeo?

Y ahora vuelvo a estar indefenso.

Solo que más cansado.

Los días son minutos que paso pensando en ti.

En esos brincos de realidad que tengo mientras duermo, donde abro los ojos pero sigo dormido, mi mente solo dice tu nombre, lo arrastra pesadamente. Te busco.

¿A dónde puedo huir cuando te veo en mis sueños?

Incluso en ellos me haces daño, pero me hacen recordar el tono de tu voz, y el calor de tus abrazos.

Siento que puedo ver algo de mí en ti.

Por eso me apego tanto a ti.

Solo a ti me dispuse a dejarte ir.

Y regresaste.

Cuán larga es la lista de quienes quieres que se sientan igual por ti de la forma en la que lo hago, y no creo figurar en ella.

Solo no puedo dejarte ir.

Dormiría en una cámara de gas si oliera igual a tu cabello.

Tragaría veneno si supiera a ti.

Solo contigo puedo olvidar el resto del mundo. Podemos estar rodeados de personas pero me sentiría como si solo estuviera contigo.

Es único.

Me heriste con personas que solo me detestan, y te usan, pensé que podrías verlo pero confías más ellos que en mí. Vi cuando ellos jugaban contigo, y solo pude esperar que te dieras cuenta y dar la espalda.

No me quisiste en tu vida, tal vez sigas sin quererme en ella.

Y aun así, cuando dices mi nombres, y me miras, podría perdonar el que me clavases un puñal.

No diste en claro porque te alejaste, incluso cuando traté de volver a ti. Seguiste apática a mí.

El día antes de que quisieras volver a aprovecharte de mí, maldije con todas mi fuerzas a quienes permití entrar en mí. Desprecie y añoré cada recuerdo.

Y lo ultimo que tuve no vino de la ultima persona a quien creí amar, vino de ti...

Pude sentir otra vez cuando pusiste tu cabeza en mi pecho, y no sentí la necesidad de pensar ni hablar.

No eres perfecta.

No eres ni lo más cercano a ello.

Ni a mi propio ideal de perfección.

Eres caos.

Eres indiferencia.

Eres ansiedad.

Y quisiera amarte por eso.

Pero no me dajarás hacerlo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 13, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RespiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora