Se había levantado muy contenta aquella mañana, mientras se arreglaba pensaba en todas las cosas que haría aquel fin de semana, se tenía que dar prisa, Sofía no tardaría en picar al timbre, había quedado con ella para ir a comprar algo de ropa y estrenarla aquella tarde...
Su puso unos tejanos demasiado desgastados y apretados para el gusto de su madre, una camiseta blanca que resaltaba un cuerpo poco desarrollado todavía y unas zapatillas nike clásicas que estaban muy de moda. En cuanto entró en el lavabo y vio su melena movió la cabeza con resignación, se mojó el pelo para intentar domar sus alborotados rizos, estaba pensando en lavarse el pelo cuando sonó el timbre, era Sofía, así que solo le dio tiempo a pintarse la ralla de los ojos y salió de casa como una exhalación...
Abajo estaba esperando una jovencita rubia con un pelo perfecto, de cara agradable, incluso atractiva y un cuerpo muchísimo más exuberante que el de su amiga Lucía. Las dos en cuanto se vieron no dejaron de hablar atropelladamente, Sofía estaba muy emocionada porque salía con un chico desde hacía poco tiempo y hoy se iban a ver después de una larga semana sin verlo. Lucía no lo conocía y aquella tarde se lo presentarían...
Después de mirar unas cuantas tiendas Sofía encontró la falda y las botas que buscaba y se las compró, realmente le quedaban perfectas, estaba guapísima, Lucía no tuvo tanta suerte, nada le complacía del todo y las únicas prendas que le habían entrado por los ojos no estaban a su alcance, cansadas ya de tanto caminar decidieron hacer una pausa en el bar del instituto a ver quien estaba allí un sábado a las 13h, sorprendentemente estaba bastante lleno, el grupito del fondo, como siempre, parecía que vivían allí, eran simpáticos pero algo feos y solían hablar de música, sobretodo de heavy metal. También estaban los que siempre iban pasadísimos aunque todavía a esas horas no se les notaba demasiado, en este grupo había algunos que estaban muy buenos, aunque en general eran bastante garrulos. Y después estaba el grupo de los empollones y de los deportistas donde por supuesto que había gente muy interesante pero eran los que menos se fijaban en las chicas... Nada más entrar, Jose, del grupo de los garrulos se dirigió a ellas para invitarlas a una cerveza, Jose era un encanto, atento, alegre, simpático, pero un fiestero sin descanso, era tres años mayor que ellas, tenía 18, había dejado el instituto hacía tiempo y trabajaba de repartidor, llevaba una furgoneta la cual muchos fines de semana la hacía servir de taxi para llevar a todos los colegas. A su lado estaban Oscar de 16, Ramón y Ricardo de 17, discutían de futbol, en cuanto ellas se acercaron empezaron a hablar de los planes que tenían unos y otros para aquella tarde de sábado...
A Lucía le gustaba Ricardo, bueno y también Ramón. Ella pensaba que el hombre ideal era una mezcla de los dos. Ricardo era más guapo, más extrovertido, un desastre en los estudios, un malote. Ramón era más alto y fuerte, un deportista, ingenuo y estudioso. Pero a ellos no se les veía por la labor de tener novias. Solo querían rollos de una noche y Lucía era demasiado romántica para eso...
Por la tarde habían quedado en el Berlin, un bar donde iba mucha gente joven a jugar al billar, futbolín, dardos, etc... a Lucía le encantaba ir a este sitio porqué jugaba bien al billar y era un momento en el cual solía atraer las miradas de los chicos, estaban jugando Sofia y ella contra Patricia y Laura. A Patricia y a Laura les importaba un bledo el billar, ni sabían jugar ni querían aprender y estaban más pendientes de la gente que entraba y salía del local que del juego en sí. Lucía y Sofía ganaron la partida. Entraron unos chicos a los que Lucía no reconocía pero vio por las caras de sus amigas que debían ser a los que estábamos esperando. Antonio, era uno de ellos y le sonaba de haberlo visto alguna vez en el bar del instituto, era un chico alto, fuerte y muy rubio, parecía alemán. También era serio al principio aunque de aquellas personas agradables que parece que puedas confiar en ellas con los ojos cerrados. Laura no paró de hacerse la simpática y de hacer tonterías delante suyo, pero a él era imposible adivinar si le gustaba o le cansaba la actitud de su amiga. Antonio venía con otro chico que se llamaba Daniel, al cual no habían visto nunca. Daniel era castaño, con el pelo ondulado y alborotado. No era muy alto, aunque sí bastante guapo, era del equipo de futbol de Antonio. También entraron Ricardo, Ramon y Javier. Cuando Sofía vio a Javier se lanzó directa a su cuello y le plantó un beso en los morros que todos nos quedamos parados. Así era Sofía, no se cortaba ni un pelo en cuanto a sus sentimientos y además era transparente como un cristal. Sofía y Javier ya no se separaron en todo el rato, no paraban de besarse, abrazarse y reírse. Patricia encontró mucho mas interesante hablar con los chicos que seguir jugando al billar y Laura le había propuesto a Antonio una partida a los dardos, ya que a ella se le daba mejor ese juego. Hubo un momento en el que Lucía se quedó sola con el taco del billar y sin saber si continuar la partida o dejarlo estar, entonces Daniel se acercó a la mesa.
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Cada 10 años
RomanceEs la historia de Lucia a lo largo de unas cuantas decadas de su vida