Capitulo primero.

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Intento abrir los ojos lentamente, parpadeando muchas veces. La luz de la habitación me deslumbra y no logro ver con facilidad. Me cuesta mucho abrir los ojos. A lo lejos alcanzo a escuchar un pitido constante y el aire huele a medicina y látex. Siento muchas nauseas.

Consigo abrir bien los ojos -pero mi vista es borrosa-, puedo ver que me rodean cuatro paredes blancas. Yo estoy justo en medio, en una cama, con sabanas azules y blancas. Frente a mi hay dos puertas... o tal vez una, no lo sé. También hay una ventana a mi lado, con persianas azules. Asumo que estoy en un hospital, pero no se me ocurre por qué.

Siento mi cuerpo cansado y pesado. Me duele demasiado la mano, la siento hinchada y casi no la puedo mover. Logro levantarla hasta la altura de mis ojos para verla mejor: hay una aguja insertada justo en medio de ella y un tubo sale de ahí. Sigo con los ojos el tubo y veo que llega hasta una especie de suero que cuelga del lado derecho de mi cama. Mi mano se cansa y la dejo caer. Choca contra el colchón y hace que me duela aún más.

Siento una presión en mi dedo índice  y muevo lentamente mi cabeza hacia la izquierda, muy despacio. Entrecierro mis ojos para conseguir ver mejor pero sigo viendo borroso. Levanto un poco mi mano izquierda y puedo ver un sensor de latidos apretando mi dedo, igualmente con un cable saliendo de él,  pero esta vez el cable llega hasta un monitor donde se logran ver rayas que se mueven y números que suben y bajan, justo al lado de ese hay una mesita, donde hay agua. Intento ver más allá, pero mi cabeza duele demasiado y me obliga a recargarla de nuevo sobre la almohada.

Tengo demasiada sed y trato de levantarme por el agua, pero ésta vez no puedo moverme, mi cuerpo pesa aún más y me siento muy cansado.
Intento incorporarme, levantando la mitad de mi cuerpo, pero siento mucho dolor. Quiero levantarme, pero es como si las sabanas me tuvieran amarrado. Intento una vez más y empiezo a desesperarme, levantándome más bruscamente, jalando  la manguera del suero, haciendo que las ruedas que llevan a este rechinen mientras se deslizan por cada sacudida. Empiezo a moverme y sacudirme como loco, desesperado, luchando, tratando de salir de mi amarre aparentemente invisible, pero sólo consigo fatigarme más. El dolor en mi mano es indescriptible y no siento las piernas, mi pulso empieza a acelerarse, haciendo que el pitido sea más fuerte y más rápido, aumentando mi dolor de cabeza. Sigo forcejeando y cuando pienso que estoy a punto de lograrlo  empiezo a sentirme mal, muy mal. Me dejo caer en la cama y me vuelvo  levantar varias veces, asustado y estresado de no poder salir.

Los sonidos se hacen aún más fuertes y mi dolor también. Me empiezan a pesar los ojos y me entran ganas de vomitar. Mi vista se nubla, tengo la garganta seca, ni siquiera puedo hablar para pedir ayuda. Mi cabeza empieza a zumbar y escucho con eco. Siento la cabeza a punto de explotar. Mi respiración se entrecorta y siento cómo las lágrimas se acumulan en mis ojos.

Comienzo a oír pisadas a lo lejos, acercándose, detrás de una de las puertas, cada vez más cerca. Quiero luchar para poder ver quién es. Intento incorporarme, pero no logro levantarme más de la mitad.

Lo intento una y otra vez, tratando de luchar con todo. Pero mi dolor me gana. Mis ojos están casi cerrados y no siento fuerza alguna. Me siento a punto de morir y todavía no entiendo que ha pasado ni por qué estoy aquí.

Escucho las pisadas aproximarse, mezclándose con los demás sonidos que hacen mi cabeza doler: el pitido del monitor está más fuerte y va muy rápido, el rechinido es muy irritante y mis jadeos se escuchan como gritos ahogados. Me duele todo el cuerpo.

De repente empiezo a ver negro, y cuando la puerta está por abrirse, y estoy a punto de lograrlo, me dejo caer en el colchón, sin fuerzas, sin aliento. Mi cabeza choca contra la almohada y siento como si todo dentro de mí se rompiera. Cierro los ojos con fuerza y las lágrimas acumuladas en mis ojos empiezan a bajar por mis mejillas.
escucho la puerta abrirse. 

Alguien entra.

Después los sonido se vuelven más difícil de escuchar y hay más eco, el pitido comienza a alentarse, mi cuerpo se relaja y después no se escucha nada, absolutamente nada. Tampoco puedo abrir los ojos, por más que quiera, todo es negro.

Me siento tan cansado.

La oscuridad me envuelve y cuando menos me doy cuenta caigo en un profundo sueño, del cual no estoy seguro si voy a despertar.

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⏰ Last updated: Aug 11, 2016 ⏰

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