¡Te haré una sorpresa y punto!

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-Oye...-

-Hm - sigo mirando hacia el frente. Venir a este parque me trae muchos recuerdos. En esta banca le dije a Hinata que si quería ser mi novia hace cuatro años. Desde entonces venimos seguido aquí a ver el paisaje. Estamos en otoño y las hojas naranjas hacen que todo se vea bien. Sólo venimos a observar y a disfrutar de la vista, no hablamos mucho.

-¿Qué se le puede regalar a un chico? -

-¿Qué? - volteo a la izquierda para verla y ella continúa viendo hacia él frente.

-Si, ¿qué se le puede regalar a un chico? - me mira esperando a que conteste. Mañana cumplimos dos años de esposos, y ni cuando éramos novios no nos regalamos nada cada mes o aniversario, quizá una carta, o flores, nada más. Cuando cumplimos un año de esposos la llevé a cenar. El punto es que a ambos no nos gusta darnos regalos o salir a lugares llenos de gente, ella a veces me hace comidas y yo le doy rosas, y ya. No sé por qué me pregunta esto ahorita.

-¿Para qué quieres saber? - cierro mis ojos y extiendo mi brazo izquierdo por la parte de arriba de la banca - ¿acaso le quieres hacer un regalo a un hombre?-

-Responde. ¿Ya ves que a las mujeres le puedes regalar flores, dulces, peluches y esas cosas, pero, a los hombres qué le puedes regalar? - recarga su mano en mi pierna para que abra mis ojos y le ponga atención.

-Hmm, no lo sé. -

-Anda, dime. Tú eres un hombre.-

-Wow, que observadora eres.-

-Sasuke... - Abro los ojos y la veo hacer un puchero con los labios y el ceño fruncido.

-Bien, bien - me siento bien en la banca. - Pues, no se me ocurre otra cosa más que regalar un chocolate hecho por ti. - le digo eso y fija su vista al suelo y coloca su típico pulgar al labio inferior mientras guarda silencio por unos instantes.

-Pero, a ti no te gusta lo dulce. - me mira preocupada.

-Me gustas tú - le sonrío un poco y logro que se sonroje de golpe.

-Hablo enserio.-

-Y yo igual.-

-A ti no te gusta el chocolate - veo en su cara que le decepciona mi poca tolerancia hacia lo dulce.

-Hazme un chocolate, me lo comeré - su cara se ilumina y me sonríe.

-¿Enserio?- está feliz ahora. Le digo que si con la cabeza. - ¡Genial! Ahora sólo falta tu sorpresa. - Oh, no, sorpresas no. Arrugo mis entrecejas y la miro. -¿Qué? Mañana cumpliremos dos años y quiero hacerte una sorpresa. -

-Pero no me gustan las sorpresas. - aparte de mi poco gusto por lo dulce tampoco me agradan las sorpresas. No sé por qué no me gustan, no las tolero.

-No me importa.-

-Por favor, Hina, no me gustan las sorpresas y lo sabes bien-

-No me importa ¡Te haré una sorpresa y punto! - me mira e imita mi cara de enojado. Se acerca a mi y me da un pequeño beso en los labios. Le sonrío, es la única que sabe cómo hacerme sonreir. -Anda, hay que ir a casa. Ya está helando.- Nos levantamos y caminamos. Me toma de la mano y me comienza a platicar de cosas triviales.
Aunque no lo parezca, amo mucho a Hinata. Es tan diferente y a la vez igual que yo. Es reservada como yo, pero es tan expresiva. Derrocha tanto cariño cuando habla. Yo soy tan seco y ella tan amorosa. Cuando estoy con ella me transformo, creo que por eso la amo, porque me hace ser una mejor persona.

Llegamos al departamento y ambos nos quitamos nuestros inmensos abrigos y bufandas. Me dirijo al sofá a leer un poco. Mientras, Hinata va a la cocina a preparar algo para cenar. Se pone su mandil arriba de su blusa morada y su short negro, ese pequeño y entallado short negro, y esas calcetas que le llegan arriba del muslo le marcan tan bien sus torneadas piernas. Se ve taaan...

-Aniversario-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora