(1)- Un bebé, un asesinato y una rosa quemada

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Antes de todo poned la melodía de multimedia por favor, así la lectura estará mejor ambientada

"Se suele decir que antes de nacer, Dios pone a la vera del ser naciente un ángel para que lo cuide y lo proteja de los males del mundo terrenal ¿verdad?... pues creo que se olvidó de ponerme uno a mí.

No tengo recuerdos, soy... nadie. Es doloroso no saber cuál era la cara de tu madre, es triste saber que jamás recordarás a tu padre jugando contigo.

Una noche entraron unos ladrones a robar a casa ¿típico verdad? Mi padre se enfrentó a uno de ellos, pero desgraciadamente le dispararon. La vida salió de su cuerpo con la facilidad con la que se raya un cristal. Mi madre gritaba y lloraba. Presa del miedo le quitó a uno de los asaltantes el pasamontañas que le cubría la cara... algo que no debería haber hecho. Había descubierto el rostro de uno de los ladrones. No podían dejarla con vida así que la mataron sin más.

En la planta de arriba estaba yo, una pequeña niña de cuatro años. Oí gritos, vi sangre y salí asustada de la casa. Mi destino se selló de una forma cruel. Ridículo; huyes de un peligro para caer en el infierno. ¿Me buscaron? Quizás, pero jamás me encontraron, la que me recogió fue una monja. Sin ningún tipo de documento y nada que pudiera confirmar quién era... me convertí en una niña sin identidad. Pobre de esa monja que se vio obligada a ponerme un nombre y un apellido. Volví a nacer otra vez, pero con la misma suerte que en la vida anterior.

Criada de orfanato en orfanato jamás supe lo que era el amor. Cuando tuve uso de razón comencé a preguntar por mis padres. Nadie sabía qué responderme. Ahora pienso en ello y no los culpo, después de todo ellos tampoco sabían lo que había pasado en realidad.

Un día, cansada de no tener a nadie que recordar, a nadie por quien llorar... me escapé. Por aquel entonces tenía doce años. Pero no abandoné el orfanato sin revisar los papeles que me dirían de una vez quién era. Estar sola te enseña a ser dura, ¿demasiados golpes para tan pocos años? Sí, es una frase que concordaba a la perfección con el resumen de mi vida. La verdad, la tan esperada verdad me cayó como un jarro de agua, fría no, abrasadora. Estrujé entre mis dedos el papel en el que unas sencillas palabras me rompieron en mil pedazos: "Encontrada en la calle. Nadie ha denunciado su desaparición."

Mi corazón ardió esa noche como una rosa incendiada... me marchité sin remedio. Toda mi esperanza de encontrar una familia, todas esas noche en las que recé por dar con alguien me abrazara cuando tuviera pesadillas, que me enseñara que la vida puede ser algo más que pelearse con la matona de turno por una cama en la que poder cerrar los ojos ante la mierda que es la realidad... se habían ido al garete. Eso significaba que me habían abandonado porque no me querían. Es ridículo como la ilusión de tantos años se puede desvanecer en cuestión de segundos. Con el alma destrozada abandoné aquel lugar.

Las monjas siempre me regañaban por ser tan curiosa, por querer saberlo todo "la curiosidad mató al gato" decían siempre... sí, al final se había cumplido.

Me crié en las calles durante dos años; pedí limosna innumerables veces, lavé mi ropa en fuentes, pasé tanta hambre como puede aguantar un ser humano, revolví muchos cubos de basura... y en una de esas incursiones una mujer me descubrió. La miré asombrada durante algunos segundos; era una mujer morena de grandes ojos perfilados de negro, debajo de la fina nariz se encontraban unos carnosos labios pintados de rojo y el pelo negro le caía en rizos perfectos por los hombros. Debajo de la chaqueta que llevaba, un vestido morado dejaba al descubierto la parte superior de sus pechos y por debajo de las rodillas pude ver sus largas piernas.

Supongo que ella vio a una niña harapienta y famélica. Quizás pudo fijarse en mis ojos de color miel, los cuales siempre me habían dicho que eran tan cristalinos como el agua de un río. O a lo mejor pudo fijarse en mi pelo enmarañado, algunos bucles me caían por toda la cara. Nunca me había sobrado el dinero así que lo tenía increíblemente largo.

Me sonrió; fue una sonrisa apenada como si ella también supiera lo que era el sufrimiento. Me tendió la mano. Yo desconfié pero algo me decía que no me iba a hacer daño. Me guió en silencio hasta un edificio llamado "Paradise". Por dentro estaba elegantemente decorado, había muchas salas y gente en cada esquina. La mujer me llevó hasta lo que deduje, era su habitación. Nada más entrar me dirigió a la ducha. Abrió el agua y años de mugre se fueron por el desagüe. Después de echarme varias veces champú llenó la bañera de agua caliente y se fue...

Jamás podría explicar la sensación que experimenté en ese momento. Simplemente cerré los ojos y disfruté como nunca.

Al abrirlos de nuevo vi que estaba dejando sobre la mesa bandejas llenas de comida. Sonrió ante mi expresión de pura de felicidad. Aún con las toallas puestas comí casi todo lo que me había dado. Ella sólo me observaba en silencio con una sonrisa pintada en sus preciosos labios.

Mientras que yo devoraba las últimas piezas de fruta que quedaban, ella sacó de un arcón unos sujetadores de encaje negro y unas bragas a juego. Antes de ponérmelos los observé maravillada; jamás había llevado sujetadores. A continuación la vi buscar algo en uno de los armarios. Al cabo de los segundos me puso con una sonrisa resplandeciente unas vaqueros negros y un jersey gris.

Cuando quise darle las gracias una lágrima cayó en mi mejilla y ese fue el comienzo de mi fin.

Holiis! Muchas gracias por empezar a leer esta nueva novela :) os agradecería muchísimo que dejarais vuestra primera impresión de este capítulo y si os ha gustado, que le dierais a la estrellita. ¡¡Os mando besos enormes desde mi pequeño corazón!!

Fearless |Sin miedo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora