No es que a él le importe ni nada por el estilo, en lo absoluto, pero según tiene entendido, el manual de empleados marca que la falda de todas las trabajadoras no debe de estar cuatro dedos más arriba de la rodilla. LuHan podrá no ser sastre o tener la mejor vista, pero está completamente seguro de que la falda de la "señorita" JiMin (y las comillas van porque lo de señorita es bastante cuestionable) está a cuatro dedos, sí, ¡pero arriba de los muslos, carajo! Si decidiera inclinarse cuando menos un poco, seguramente podría ver sus bragas baratas.
Basta con tener la imagen mental para que LuHan se estremezca de asco y de gracias a cual sea el factor que lo haya hecho nacer gay.
Hay que aclarar, sólo para evitar malentendidos, que no tiene nada en contra del género femenino. No. Su desprecio y desagrado está dirigido exclusivamente a ese intento de rubia que se pasa los días de la semana coqueteándole a cualquier ser viviente del piso en lugar de hacer su trabajo como debería. Y lo irónico es que no la odia por eso, ni por sus minifaldas ni tampoco su risa de comercial pregrabado. Lo que le revienta los nervios a LuHan es que en su lista de "presas constantes" se encuentre escrito a fuego el nombre de su pareja, Kim MinSeok.
Kim MinSeok, ese baozi de ensueño que lo traía suspirando como colegial cada que pasaba por el pasillo cerca de su lugar de trabajo, ese que podía hacerlo sonreír en las peores situaciones y ese mismo que ahora tenía a JiMin sentada al borde de su escritorio. ¡Maldito infeliz!
LuHan se encuentra tan irritado por esa sola imagen que pronto el lápiz en sus manos termina partido en dos, sobresaltando a la persona que está delante de él sacando copias.
¿Es que acaso la prostitución no estaba prohibida en Corea del Sur o algo así?
Tiene unas enormes ganas de ir hasta donde está el par, tirar de esas extensiones hasta las escaleras de emergencia y bye, bye. Pero ah, cierto, él y MinSeok no son más que unos muy buenos amigos. Claro, sólo amigos. Amigos que comparten departamento desde hace un año, duermen en la misma cama y de vez en cuando tienen sexo. Nada fuera de lo normal.
Así que por eso hace el intento de calmarse. Se recuerda que MinSeok es tan gay como él, que llevan casi dos años juntos y que lo ama. Sí, eso es. No lo va a cambiar por un par de senos de silicona y faldas cortas.
En definitiva, LuHan no tiene que preocuparse por nad... ¡Con un demonio! ¡Suripanta peroxidada! ¡Quita tus sucias garras de mí hombre!
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JiMin sigue intentando convencerlo de que vayan a cenar al salir del trabajo cuando visualiza a LuHan caminando a su dirección con pasos pesados y las manos a sus costados hechas puños.
Por experiencia sabe que su ceño fruncido no augura nada bueno, pero la verdad es que más que intimidarlo, le hace pensar en un cordero tratando de asustar al lobo. Aquello resulta incoherente en todos los sentidos que conoce y MinSeok rápidamente sonríe porque Dios, es tan jodidamente adorable cuando se enoja.
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LuHan llega justo cuando la rubia decide que es buena idea cruzar las piernas y darle una vista más extensa a MinSeok. No hace escándalo alguno, se limita a tomar al mayor del brazo y obligarlo a ponerse de pie a su lado.
— ¡LuHan oppa!, que gusto ver te por...
— Lo siento, soy alérgico al estrógeno.
JiMin boquea sin saber si ha escuchado bien mientras que LuHan se aleja de ahí arrastrando al otro por la corbata. Los lleva a uno de los armarios de mantenimiento y estando dentro cierra con seguro.
— Así que... ¿alergico al estrógeno? Eso yo no lo sabía.
El menor lo mira con mala cara (para variar) y cruza los brazos sobre el pecho. Podrá ser un par de centímetros más altos que él, pero Min no se siente intimidado en lo más mínimo.
— ¿Es que acaso te costaba mucho echarla de ahí? ¿O es que estabas muy entretenido viendo por debajo de esa putifalda? ¡Responde!
— Lu-Ge.
— Oh, pero por supuesto que sí, ni por ser gay te salvas de esa arpía.
— Lu-Ge.
— Debí de quedarme en China, las mujeres no son tan resbalosas y los hombres son igual de atrac...
— ¡LuHan!
— ¡¿Qué?!
No obtiene una respuesta verbal. No a menos de que los labios de MinSeok sobre los suyos cuenten como tal. Siente los brazos del mayor envolviendo su cintura y él en respuesta se aferra a sus hombros y ladea el rostro. No tiene ni la menor idea de cuánto tiempo les quita ese beso, pero se niega a separarse hasta que la falta de aire lo obliga.
— Ser tan celoso no es bueno, Lu.
LuHan bufa y lo abraza escondiendo el rostro en el espacio de su hombro y su cuello.
— Yo no soy celoso.
— No, en lo absoluto. — El menor golpea a un costado de su cuerpo cuando lo escucha reír, lo cual, más que detenerlo, lo incita a hacerlo con más fuerza. — ¡No te burles!
— No lo hago.
— Sí, sí lo haces.
MinSeok niega divertido un par de veces y lo vuelve a besar.
— Chico celoso, te invito a cenar.
LuHan sonríe abriendo la puerta, cosa que el mayor toma como algo bueno. Lo sigue para salir de ahí, pero él lo empuja dentro con la mano y sale dejándolo adentro.
Lo último que escucha es la voz burlesca del menor despidiéndose y diciéndole que lo espera a las ocho en el restaurante de siempre.
A este punto, MinSeok ya debería de saber que las sonrisas de LuHan preceden a cosas peores que sus ceños fruncidos.
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¡ESTOS CELOS ME HACEN DAÑO, ME ENLOQUECEEEN! ♪♫♪♫
Or nah.Y bueeeeno, eso fue todo. Salió un poquito más largo de lo que me esperaba pero it's okai. Es el primer XiuHan que escribo y no sé qué tal quedó, así que porfa dejen en los comentarios qué les pareció ♥ Honey, mi amor, otro más pa' ti. Ahora sólo me falta el KrisYeol (creo) :'v
Lo que sea.
¡Besos tronados pa' toda la banda! ;*
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jealous boy; xiuhan
FanfictionLuHan no es celoso, pff, para nada. Pero si te acercas a MinSeok, probablemente quiera romperte un hueso. ➡Primera historia de la serie "The boys"