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Hasta que al fin un día, los patitos empezaron a romper los cascarones con sus picos y fueron saliendo uno tras otro de los huevos. Se veían húmedos y algo torpes, sin embargo muy pronto pudieron sostenerse en sus patitas y comenzaron a sacudirse hasta que sus plumitas estuvieron secas.

Los patitos asombrados exclamaban: ¡Qué grande es el mundo!

Oh, es mucho más grande de lo que parece -respondió mamá pata-. Pero ahora veamos, ¿ya salieron todos? ¡Oh no! ¡El huevo más grande aún está sin romper!

El Patito Feo   TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora