Poemas.

Vacío.

De pronto, se vio envuelto en oscuridad.

Aquello era magnífico.

Todo lo que siempre había soñado, deseado ver, se mostraba ahora ante sus ojos.

Aquel vacío era intenso, pero no se sentía solo.

Se sentía en paz.

Paz consigo mismo y con el universo.

Porque, ¿qué había más bonito que el universo?

Estrellas, nebulosas y galaxias.

Todo estaba a su alrededor.

Se alejaba más y más, pero parecía no darse cuenta.

Todo lo que otros anteriormente habían deseado ver, conocer, lo tenía ahora para él solo.

Necesitaba ver más, conocer más.

Necesitaba saciar su inmensa curiosidad.

Pasaba el tiempo, casi imperceptible allí arriba.

Y cuando se quiso dar cuenta, ya no sabía dónde se encontraba.

El módulo había desaparecido, como si un agujero negro lo hubiera succionado.

¿Qué hacer ahora? ¿Preocuparse? No.

¿Iba a morir? Sí, pero eso ya no importaba.

La muerte ya no significaba nada.

No tenía miedo.

Tenía la más grandiosa obra de arte jamás creada frente a sus ojos.

Y eso era lo único que importaba ahora...