II. Las Palabras Exactas

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Mis manos están temblando mientras las froto contra mis desgastados jeans para quitar el sudor de ellas. La brisa es fresca contra mi rostro y penetra en mi ropa, pero a pesar de eso estoy quemándome por dentro. Desde la banca en la que estoy sentado puedo ver el bonito parque que se extiende a mi alrededor. Montones de pequeñas hojas se arremolinan a mis pies.

Siempre amé el otoño, muchos dicen que es una época triste del año porque las hojas se caen de sus árboles para convertirse en un mero esqueleto color marrón en el suelo, a disposición de las pisadas de todos los transeúntes del camino. Yo no lo veo así. Está bien, el verde follaje muere, pero sólo para darle lugar a nuevos retoños que en un futuro van a crecer fuertes y sanos, alegrando los días y dando sombra a aquellos que buscan esconderse de los mortíferos rayos del sol por la tarde.

Y en este momento, aun siendo de noche, siento que esos rayos están dándome directo en todo el cuerpo. Las pocas personas que pasan, pueden mirarme y sólo verán un hombre que mira al cielo mientras intenta controlar el temblor de sus labios por el frío que comienza a helarle la sangre. Pero internamente soy un manojo de nervios que no hace más que sudar por miedo al futuro. Un futuro desconocido. Incierto.


<< Esta noche en el parque de siempre. Necesito decirte algo importante, por favor >>


Eso era todo lo que decía el mensaje que DongHae me había enviado esa mañana. Y mierda que había dudado en ir al jodido parque, pero al final no había podido ignorar el impulso de ver qué era eso tan importante que Hae tenía por decirme. Aunque ahora tuviera el pecho atenazado de dudas y angustia.

Una semana atrás todo había pasado de ser sonrisas y bellas palabras a gritos e insultos por parte del otro. Todavía recordaba cada cosa que Hae me había dicho.

"Ya no quiero verte. Vete de aquí. No eres nadie para mí."

De sólo recordarlo unas cuantas lágrimas amenazaron con salir desde mis ojos. No sabía qué había hecho mal. Intenté averiguarlo pero el otro no me había dado tiempo, había tomado su chaqueta y salido del departamento que compartíamos con un portazo. Sin un sonido más. Estaba tan roto por dentro.

A partir de ese punto todo fue tristeza y largas noches llorando, acurrucado en una cama que no era la mía, en una habitación alquilada. Cada mañana tenía miles de mensajes y llamadas de DongHae que me esforcé por ignorar, no iba a dejar que siga dañándome de esa forma. No puedo dejar que la persona que amo me lastime tan profundamente. Sin motivo.


Una niña pequeña pasa a mi lado, sacándome de mis pensamientos. Va pateando hojas secas con sus pies mientras tararea una canción de cuna, en cuanto me ve sonríe. Intento devolverle el gesto pero sólo logro que mi boca tiemble más. Muerdo mis labios para contener el temblor.

Me estoy cayendo a pedazos.

Miro hacia el cielo nocturno como si ahí estuvieran ocultas las soluciones a todas las preguntas que estuve haciéndome los últimos días. La luna pálida y triste me devuelve la mirada, como un reflejo de mi rostro.


A mi espalda oigo a alguien. Por el sonido que hace al caminar puedo jurar que el dueño de esos pasos viene arrastrando los pies. Avanza lentamente, sin prisa. Entra en mi campo de visión y logro ver que lleva la cabeza gacha, una bufanda cubre la mitad de su rostro y sus manos van ocultas en los bolsillos delanteros de su abrigo. Un abrigo que reconozco.

La noche me consume. Casi no logro ver nada más allá de unos metros de distancia, pero sé perfectamente quién es ese chico que parece dirigirse sin rumbo entre las sombras de la oscuridad.

[EunHae] Miedo (TwoShot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora