La radio reloj sonó a las 6:00 am como todas las mañanas. Una música suave comenzó a sonar en tono de alarma y al fin me desperté por completo. Odiaba ese maldito instrumento muggle que Hermione había insistido tener en nuestro departamento, pero no pude más que resignarme... además, la endemoniada cosa servía de verdad.
Restregué mis ojos y miré a mi izquierda. Como todas las mañanas, mi castaña estaba a mi lado, dándome la espalda sugerentemente para abrazarla, con su cabellera rizada regada por la almohada y su espalda desnuda. Siempre me decía "Draco, deja que me lo trence, no quiero más desastres en la almohada" pero mi respuesta siempre era la misma... me gustaba su cabello enmarañado en las mañanas... Además, era divertido verla luchar cada mañana por desenredar su cabello, cuando luchaba y refunfuñaba, no podía evitar recordar aquellas discusiones eternas en séptimo año cuando éramos premios anuales y compartíamos torre... donde todo nuestro amor nació...o tal vez se hizo presente de manera consciente.
Mi castaña se removía. Simplemente me encantaba envolverme en sus cabellos con aroma a chocolate. La abracé por la espalda y dejé mi barbilla en su cabeza. Es tan pequeña bajo mis brazos que solo puedo amarla más cada vez que la tengo así... como todas las mañanas.
Besé su cuello despertándola y como todas las mañanas, Hermione abrió sus ojos y me miró sonriendo. "Buenos días" me dijo recibiendo un beso de mi parte. "Iré a ducharme, vuelve a dormir" le dije para luego volverla a besar.
Me levanté de la cama y me coloqué el pijama que siempre volaba en las noches. Luego me dirigí al baño y me duché. Mientras el chorro de agua caliente relajaba y entibiaba mis músculos, recordaba todo lo vivido en aquellos años. Comencé a jabonarme y no pude evitar mirar aquella marca grisácea en mi ante brazo izquierdo... esa maldita calavera me acompañaría el resto de mi existencia. Aun no comprendo cómo Hermione pudo aceptarme, aquella vez que le dije "estoy estúpidamente enamorado de ti, ¿qué me diste?, ¿amortentía?" mientras sonreía como un idiota ante los ojos acuosos de Hermione, la cual solo me abrazó y besó por primera vez... tan hermosa, que simplemente al ver mi marca aquella misma noche, donde ambos nos amamos por primera vez me dijo tranquila y acariciando mi marca "esto es lo que eras... nunca olvides el pasado... porque sabrás qué camino seguir para no volver atrás". A veces era sabia, a veces era simplemente hincha pelotas... pero la amo de todos modos.
Dejé la ducha, envolví mi cintura con la toalla y comencé a lavar mis dientes. Miraba mi reflejo. A mis 22 años había conseguido que las empresas de mi padre tuvieran renombre, tanto en el mundo mágico como en el mundo muggle. La compañía Malfoy en 2 años llegó a ser una de las más importantes de reino unido, teniendo sucursales en Francia, España e Italia. Hacían 2 meses que le había pedido matrimonio a mi castaña y a pesar de que ella me miró con incredulidad y se fue de casa por dos días, me dijo que sí. La verdad era que no había sido muy romántico al pedírselo, simplemente se me salió en el momento menos indicado.... Durante una discusión sobre lo absorbente que era mi trabajo y su universidad.
¿No lo he comentado? Oh si... mi hermosa castaña estudia medicina en la universidad de Oxford. Esa universidad tiene su división mágica y aparte de ser doctora en el mundo muggle, también es sanadora en San Mungo hasta que consiga su título de Medimaga... que sería en una semana más. Así que llegamos a un acuerdo sobre mi supuesta obsesión por el trabajo –no es malo trabajar los domingos en la noche ¿o sí?- yo bajaba la cuota y ella se casaba conmigo... ahora que lo pienso, fue la manera más estúpida de pedirle que se casara conmigo, pero pierdo la cabeza cuando estoy con ella.
Como todas las mañanas volví a mi habitación. Miré la hora: 6:30 am... perfecto, aún me quedaba tiempo. Me metí a la cama mientras me sacaba la toalla y con el cabello chorreante y las piernas heladas, la abracé... un grito ahogado despertó a la desnuda y ardiente Hermione. estaba tan tibia, tan caliente que simplemente comencé a besarla desde el hombro hasta el cuello para morderlo suavemente y luego subir hasta el lóbulo de su oreja. "Estas húmedo, Draco" dijo ella entre risas en forma de reproche. Yo bajé mi mano por su pecho. Aún me daba la espalda, así que aproveché mi situación y tomé el pecho derecho con la izquierda, mientras que con la derecha bajaba hasta su intimidad. Estaba tan calentita y tan... "estás húmeda tú también y yo no te reprocho nada" le dije con una voz que me pareció más ronca de lo normal. Ella simplemente suspiró mientras movía mis dedos hábilmente por su clítoris... como todas las mañanas.
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Una mañana diferente
FanfictionVer los cabellos de mi amada regados por la almohada me hacían amarla cada día más... como todas las mañanas.