VII

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Mis párpados estaban como pegados, no podía abrir los ojos y me retumbaba la cabeza, en un intento de incorporarme caí hacia atrás en una especie de mareo que apareció en mi cabeza. Volví a dormir.

Esta vez si podía abrir los ojos, me encontraba en una pequeña habitación, yacía en una camilla y la decoración era horrenda. Una enfermera morena entró a la habitación.

"Veo que ya te has despertado." La enfermera comentó amablemente.

Tenía la cara dolorida y casi no podía hacer ningún movimiento con esta, le respondí con un pequeño gruñido.

"Bueno, avisaré a tu amiga, lleva toda la noche sin pegar ojo." La enfermera continuó hablando.

Amiga, ¿que amiga sería? No recuerdo haber venido con ninguna amiga, es más no recuerdo ni que hago aquí.

La enfermera salió con paso firme y volvió a entrar, Camila entró detrás de ella. Camila, ella era tan hermosa, sus ojeras la delataban, había estado toda la noche despierta, pero aún así se veía perfecta.

Finalmente lo recordé todo, estaba en España, estaba con Camila y no era mi amiga, era mi novia. Esa palabra resonó en mi cabeza por un buen rato.

"Lauren, menos mal que estas bien." Camila casi gritó esto último. Se acercó y rozó sus labios contra los míos. Con una expresión desconcertante le miré a los ojos.

"No tienes ni idea de lo que ha pasado, ¿verdad?" Camila me preguntó y yo negué con mi cabeza en respuesta.

"Bien, ayer estábamos en la discoteca y encontraste a un hombre que me estaba tocando mucho, te enfrentaste a él y bueno, digamos que... Tienes él nabique nasal roto, bueno, por eso tienes esa especie de venda en tu nariz." Camila me acercó un espejo que se encontraba en él lado derecho de la camilla y vi mi nariz completamente tapada por una venda blanca. "Continúo, él hombre te pego un puñetazo y te caíste al suelo, te diste con la cabeza y perdiste el conocimiento, por eso estas aquí."

La miré con confusión y Camila sonrió. "La enfermera me ha dicho que no puedes hablar por la anestesia, pero que se te pasará pronto y que por la tarde nos podremos marchar. Mientras, deberías descansar otro poco más." Y así lo hice, me despedí de Camila y seguí durmiendo.

Desperté al mediodía cuando la enfermera me trajo un plato con una sopa y una cuchara. Me tomé la sopa muerta de hambre después de no haber comido nada desde lo que pasó en la discoteca. En este momento fue cuando me di cuenta de que tenía un brazo vendado.

"Perdone... Enfermera. ¡Enfermera!" Era otra mujer diferente a la que había entrado hace unas pocas horas. La mujer morena se giró hacia mí con una cara desagradable.

"¿Que quieres?" Me respondió arrogantemente, su voz era grave y cortada, su piel de un amarillo pardo y sus dientes tomando un tono casi negro, supuse que los efectos del tabaco no eran nada buenos

"Me gustaría saber por que tengo él brazo vendado."

Se acercó un poco más a mí.

"¿Es que no te lo ha dicho el doctor?" Casi me escupió en la cara.

"No." La enfermera resopló y salió de la habitación.

A los cinco minutos él doctor entro, era moreno, con barba y tenía los ojos azules.

"Señorita Jauregui, ¿como está hoy?" Preguntó amablemente.

"Pues bien, supongo."

"La enfermera me ha comunicado que quiere saber el porqué de la venda en su brazo... En fin, después de que golpeara a ese hombre en la cara y este le devolviera el golpe aún con más fuerza, cayó hacia atrás golpeándose con una mesa y tirando un par de vasos al suelo. Los vasos al ser de cristal se rompieron y usted al caer rajó su brazo con uno de los trozos. Tiene una grave herida en su brazo izquierdo a causa del corte del cristal." Alguien llamó al doctor y salió de la habitación.

Camila entró a la habitación, realmente estaba cansada, sus ojos me lo demostraron.

"Cariño, deberías descansar un poco." Le aconsejé.

"Lauren, ya nos vamos hacia el hotel, te acaban de dar el alta."

Me vestí con la ropa que Camila me había traído del hotel, y caminamos hacia recepción. La señora que allí se encontraba me le entregó a Camila jn papel, con todas las medicaciones que debía tomar y cuánto tiempo tendría que aguantar con las dos vendas que tenía.

Camila y yo salimos a la calle y ella pidió un taxi, entramos y le dijo la dirección del hotel, el vehículo comenzó a moverse.

"Siento mucho lo que ha pasado, bebé." Me arrepentí.

"Oh, no pasa nada, no hace falta que te disculpes." Me tranquilizó.

"Seguro que lo has pasado mal, y todo por mi culpa, porque siempre soy una idiota. Pero es que ese pervertido... no lo aguantaba, te miraba como si te fuera a follar allí mismo, y no podía seguir viendo eso." Camila soltó una pequeña risita.

"Lauren, de verdad, no pasa nada. Se que lo hiciste porque me quieres. Si es verdad que me asuste un poco, al principio, te vi en el suelo, desangrándote y perdiendo el conocimiento. Estaba asustada, sí, y ese hombre seguía mirándote con ganas de darte otro puñetazo. Sin pensármelo dos veces me lancé hacia él, pero antes de alcanzarlo un guardia de seguridad me atrapó por detrás. Al hombre se lo llevaron fuera de la discoteca, y el segurata llamó a una ambulancia, que acudió casi al instante, lo demás ya lo sabes."

"Bueno, ahora que vamos al hotel te mereces descansar toda la noche."

"Lo se." Camila posó su cabeza en mi hombro y poco a poco se quedó dormida.

El día siguiente fue relajado, me levante temprano y pedí el desayuno a nuestra habitación, preparé la mayoría de las cosas y lo emplaté. Desperté a Camila suavemente regalándole pequeños besos por todo su cuello. Sus ojos se abrieron, pestañeó repetidamente y se frotó los ojos.

Le acerqué la bandeja del desayuno y ella la tomó maravillada. Se lo comió disfrutando de cada bocado. Encendí la televisión e introduje el pena en la ranura de esta. Busqué con el mando y puse su serie favorita Friends, ella amaba esta serie, siempre lo había hecho. Después busqué su capitulo favorito, el 8 de la temporada 5, sabía que era su favorito, pues ya me lo había dicho anteriormente. Tenía las 10 temporadas enteras por si a Camila no le apetecía hacer nada hoy.

La música de la intro empezó a sonar y ella la reconoció al instante.

"¿Has puesto Friends?" Levantó la cabeza hacia la televisión. "¡Lauren te amo!" Dijo gritando. Me acomodé a su lado en la cama y vimos todo el capitulo entero. A lo largo de el día no hicimos más nada, yo ya me encontraba bastante bien por lo que terminando el día salimos a dar una vuelta por la ciudad. El calor era sofocante, por lo que en cualquier fuente que veía mojaba a Camila y ella me mojaba a mí. Camila me invitó a un helado que en un principio yo no acepté, pero que luego me obligó a tomar.

Acabamos en un restaurante de comida rápida, yo no tenia mucha hambre por lo que opte por una ensalada mientras que Camila devoraba una hamburguesa que era casi mas grande que ella. Era divertido ver como Camila intentaba comer por un lado de la hamburguesa mientras todos los condimentos se escapaban por el otro lado. Cogí una servilleta y le limpié la cara, esta vez invité yo.

En el camino de vuelta Camila empezó a coquetear conmigo, demasiado a decir verdad, lo que me hizo ponerme muy caliente.

Sabía lo que iba pidiendo y no me iba a negar, la puerta del ascensor se abrió y la empujé dentro de este. Junte mi cadera con la suya y empecé a besarla, su mano corrió, por debajo de mi camiseta y yo la agarré por detrás. Seguimos besándonos y llegamos a la habitación, la tiré sobre la cama e hicimos el amor.

Era algo que llevaba tanto tiempo deseando hacer, surgió de la nada y fue natural y nunca antes me había sentido tan bien mientras lo hacía con alguien. Camila y yo disfrutamos como nunca antes, lo que nos dejó agotadas por lo que dormimos pacíficamente en la que para mí, fue la mejor noche en mucho tiempo.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2016 ⏰

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