Entre verso y prosa

Lapsus Sinestesico.

Escucho como en el vacío inexorable de la oscuridad de la noche que hoy la luna no contempla como tu nombre gotea desde el grifo de mis ilusiones acalambrando de a poco mis miedos, dando valor a una lagrima que se avalancha hacia mis dudas rompiendo el acero que protege mi corazón dejándolo de espaldas a este precipicio de posibilidades que recorre mi venas y dándole una razón para soltar la cuerda que lo ata a la cordura y para tomar el valor de gritar al mundo tu nombre para poder escribirlo junto al mío para saber que se siente temer no temer a temerle a nada para no vivir la vida con ojos de terceros para romper el cristal que cual camisa de fuerza ata y condena mi mente a naufragar en los mares del corazón y es que hoy solo me queda ver como se arman las piezas de este puzle en blanco al cual una vez alguien llamo vida.

Y como si de fina llovizna se tratase, lagrimas raudas se despiden de mi pupila y emprenden la ruta hacia su propia condena voluntaria grabando hondo en mi corazón tu nombre como si de acero caliente se tratase.

Estas lagrimas que hoy seco son el residuo restante al enfrentar mi amor ante las exigencias de mi cerebro que usa tu nombre cual dama de acero medieval para tortura mi ser y para reducirlo todo a un susurro a voz entrecortada que ahogado en lágrimas solo se muestra a medias dejando estelas de colores en todo su derredor que cual sinfónica sinestecica toca la tonada y la convierte en el intro de esta tragicomedia de la cual aún espero un desenlace.