Sé lo bien que esta palabra me define, y al mismo tiempo sé cuánto he avanzado a pesar de serlo.
Cobarde; hasta patético. Pero aún con esto intento continuar de pie. Quizás sea temerario de mi parte, el intentarlo sin pensarlo más de mil veces, pues más de ciento de veces lo he analizado. Me duele lo fácil que suena enfrentarlo todo mientras se piensa, pero si se lleva a la inseguridad de la realidad, todo es tan duramente distinto. Pero, con todo en mi contra, deseo enfrentarme de cara al infierno.
Mi pecho se encuentra inflado, listo para recibir todos los golpes que vengan a caer sobre él. Mi espalda firme y mi cabeza en alto, con mis piernas temblando y un nudo en el estómago; así vengo a informar:
Está decidido, en Noviembre mi cuna de oro será destruida.
En el onceavo mes saltaré al vacío; veré entonces si me agarran flores o llamas al final.
