(1) El

31 4 5
                                    

Narra Marined:

3:30 a.m

Comencé a cantar una de mis canciones, que compuse con mi hermano, abrí la ventana pero con las cortinas echadas, cogi mi guitarra. Y las palabras comenzaron a salir de mi garganta melódicamente.
- Aunque un gran dolor lastimé mi sentimientos,
Me volveré más fuerte lo voy a demostrar.
Voy a llevar con migo cada momento,
En que su amor me brinde todo su calor.
Oí un ruido de fuera <será un gato> pensé. Al vivir en un 5º piso nadie me escucha. Seguí cantando asta que Morfeo me atrapó en sus brazos. No soñé con nada como siempre desde que mi hermano Cárter murió no sueño con nada ni con nadie solo estoy yo en una densa oscuridad.
Pi.pi.piiii...
Escuche el despertador para volver a la realidad. Abrilos ojos la poca luz que entraba me cegó, me talle los ojos, para poder ver mi despertador y apagarlo.
(Donde estás) dije mentalmente, me incorporé rápidamente, mala idea, la cabeza me comenzó a dar vueltas y la coji con mis manos. Una vez que el mareo se me pasó comencé a buscar el maldito despertador.
Cuando lo vi unas ganas tremendas de gritar y saltar de felicidad se apoderaron de mi.
Lo coji y apague el horrible pitido.
Coji mi bolso y metí todos los libros que utilizaría ese día. Con el bolso ya listo.
Me preparé la ropa y me metí en el baño me di una ducha de agua caliente al salir del baño me vestí con una sudadera de color blanco con una frase en japonés あなたと一緒に私, y unos legins negros.
Salí de mi habitación y fui a la cocina a por una manzana.
- Ey Marined cono echás - Oy a Laura una de mis hermanitas.
Ella siempre me ha legraba el día y Javier también.
Laura y Javier eran gemelos, Fran era el mayor de todos mis hermanos, Ehiden era dos años menor que yo y Cárter era mi mellizo.
Le di una sonrisa para posteriormente cogerla y darle un abrazo, sentí como Javier tiraba de mi sudadera se le veía cansado, estaba frotándose los ojos.
Le sonreí con pena. 
- hoya mari. - Dijo Javier con la voz cansada.
¿A que hora se acostaron? Le di un cálido beso ha los dos bichos.
Y salí por la puerta al cerrar la puerta, pude ver cómo en la puerta de alado salía un chico de mi edad, lo pude examinar un poco tenía el pelo negro, con el flequillo echado hacia un lado de la cara, tenía la tez blanca haciendo que sus ojos azules resaltarán, también llevaba un pirsig en la boca, llevaba una chaqueta negra y unos vaqueros con cadenas.
Era estraño.
Al ver que iba al ascensor corrí hacia el y sin querer lo empuje haciendo que él se cayera.
Perdón.
Perdón.
Perdón.
Mierda no.
Perdón.
Al verlo su tez blanca fue remplazada por un color rojo. Mi garganta se convirtió en un desierto, mi cuerpo no reaccionaba a lo que mi cabeza le decía. El se acercó a mí con grandes zancadas. Cerré los ojos temiendo lo peor.
- La chica que se quedo sin voz - hoy su voz haciéndome estremecer, su voz era gruesa y autoritaria. - Ey abre los ojos. ¿Tan feo soy? - al coger aire pude aspiran un olor masculino, abri los ojos de golpe y ay estaban sus ojos azules enfrente de los míos. - ¿y? Hola. - Al instante de que pudiera decir algo más. Volví a cerrar mis ojos y salí corriendo como si mi vida dependiera de ello.
Inhala exhala, Inhala exhala me repetía una y otra vez.
El chico me seguía por el pasillo de el edificio, vi una puerta de emergencia. mi oportunidad. Corrí hacia aquella puerta con todo lo que mis pies daban. Los pasos de el resonaban por el pasillo detrás de mí. Tenía miedo las piernas me temblaban.
Empujé la puerta tarde el me cogio de la cintura haciéndome perder el equilibrio y caer al suelo, me di un golpe contra el frío suelo gemí de dolor, pero no me deje llevar por el dolor de mi espalda, no quería parecer débil delante de él, el me tenía acorralada entre sus brazos. Nunca me habían echo sentir tan impotente.
- ahora vas a hablar. - dijo el.
Recite las palabras que cante aquella noche en mi cabeza.
Aunque un gran dolor lastime mis sentimientos.
Me volveré más fuerte lo ha voy demostrar.
abrí mis ojos, ¿cuando los cerré? Y lo empujé con todas mis fuerzas haciendo que el perdiera el equilibrio. Me levante del suelo rápidamente. Y salí de allí corriendo, iba bajando los escalones de dos en dos.
El dolor de la espalda comenzó a hacerse presente y pare de bajar las escaleras. Oí cómo sus pies se acercaban a mi.
- cuando te vi no lo pude evitar,
Y Comencé a llorar.
Sin tu mirar,
Ya no sé cantar.- comencé a cantar, siempre que entraba en pánico empezaba a cantar. Eso era un defecto que tenía. Comencé a correr y baje al aparcamiento comencé a buscar mi moto pero no la encontraba. Coche tras coche busque pero no estaba. Vi en el aparcamiento número veinte y allí estaba.
Al oír el motor de mi Rosel el miedo se remplazo por una sensación de alivió.
Llegue al instituto y aparque a mi queridísima Rosel.

La chica de la voz de oro©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora