Algo que me quedó un poco largo, pero espero que valga la pena. He trabajado en esto por más de un mes, ¡¡un mes!! Tengo un ligero bloqueo y por ello no he podido continuar con el otro fic.
Igual espero que lo disfruten. Se centra en el IchiJyushi, pero también habrá un poco de KaraIchi y mención de KaraTodo y OsoChoro.
La portada fue dibujada por Hikari Niwa.
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Una monja se encontraba esa tarde en medio del bosque sentada sobre un manto de flores. Esta sería una dulce estampa de no ser por la expresión en el rostro de "la monja". Un aura oscura se desprendía de ese cuerpo que arrancaba flores blancas con sus largos dedos mientras formaba un racimo. Sus ojos marrones miraban con desdén las flores en sus manos, sus labios se encontraban ligeramente torcidos hacía un lado dejando ver una fila de dientes afilados y blancos. Su mueca claramente decía que repudiaba su tarea como todo lo de su alrededor, pero lo hacía por una sola razón. El viento movía con suavidad su oscuro velo y acariciaba su pálido rostro y su largo hábito negro se extendía sobre el suelo marchitando las florecillas que se encontraban a su alrededor, no había ninguna criatura cerca, ni ardillas, mariposas o cualquier otro animal, todos habían huido cuando la monja se acercó a ese claro.
Cuando finalizó se puso en pie con un solo movimiento y emprendió su camino, dejando a su paso un rastro de muerte y podredumbre. Estaba de mal humor así que tampoco le importaba mucho lo que estaba causando al paisaje del lugar o si dejaba evidencia de su existencia.
Después de unos minutos caminando llegó a una vieja edificación, grande e imponente, parecían los restos de lo que antes era un convento o monasterio, una enorme capilla se levantaba al centro de todo, rodeado de muros de piedra gruesa. Con la misma expresión en su rostro pasó por el enorme portal y cruzó el atril directo hasta la capilla. No había otra alma cercana, todos aún estaban ocupados durmiendo, una costumbre común entre las monjas.
—¡Hermana! —llamó una voz masculina muy cerca de la monja que se detuvo en el acto para buscar el origen del llamado.
—Oh, es usted, padre. —Saludó fingiendo una sonrisa.
El sacerdote que se acercaba tenía una complexión muy parecida a la suya, podría ser su vivo retrato de no ser por la fuerte mirada con el ceño fruncido que poseía, podría llegar a ser intimidante pero su sonrisa dejaba claro lo amable que podía ser.
—Es temprano para que ya comience con sus labores. —El sacerdote terminó por acercarse y acomodó el velo de la monja con sumo cuidado, casi como una caricia—. Las demás hermanas aun duermen.
—Tenía una tarea pendiente. —Dijo con simpleza sin negarse a la caricia, pero tampoco demostró que le gustaba más de lo que debería.
—¿Las flores? Las acabamos de cambiar apenas.
—Lo sé, pero creo que hace falta algo más de vida en ese lugar.
—Es muy dedicada. —Susurró él con una sonrisa de lado, en un tono de voz diferente al anterior, uno que hizo que la hermana se estremeciera y correspondiera la sonrisa de la misma manera.
Permanecieron en esa misma posición, enfrentando sus miradas que cada vez eran más intensas. En cierto punto el sacerdote dejó de mirar a los ojos a la monja y su vista se posó en los labios delgados que ella poseía. De pronto un ligero sonrojo apareció en sus mejillas y fue como si eso fuera un llamado para él, pues de inmediato recobró la compostura y carraspeó desviando el rostro.
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Maldito y Divino
FantasyTodo comenzó como un juego entre Dios y el Rey de los Demonios. Fueron hermanos y pensaron que al volver a sus naturalezas originales como ángeles y demonios todo volvería a la normalidad y olvidarían lo que llegaron a sentir. Pero no fue así.