EXTRA: La historia de Mary

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Como dije, lamento mucho no haberme conectado la anterior semana. Ya saben que me tuve que ir de viaje por un tiempo. Sin embargo, prometí que les iba a compensar y se me ocurrió contar la historia de los padres de Liz. Puede ser divertido y van a poder entender mejor algunas cosas.

Está narrado por Mary Swan, la madre de Liz, dirigiéndose a Liz.

...

Oh, hija, esta es mi historia favorita.

Tenía catorce años, él tenía dieciséis. Yo no era fea, era la chica más bella de la clase, a él todo el mundo lo quería. Él era de Nueva York, yo era de Pennsylvania. Un día todo el colegio hizo un concurso, el presidente de cada curso tenía que concursar para poder encontrar al rey y la reina de la secundaria. Él era un candidato, yo una candidata. Todo estaba escrito en las estrellas...hasta que Samantha Bolton saboteó mi presentación arrogando comida al escenario mientras yo entraba. No pude con la presión. Salí corriendo y llorando...y él me buscó. Él me limpió las lágrimas y él me besó en la mejilla. Me sentí muy bien porque él tenía la reputación de chico malo y yo había sido la primera en ver su lado tierno y dulce. Al final él ganó y yo no, pero sin importar eso, él le dijo a los jueces que se negaba a ser rey si yo no era su reina. La reina verdadera, Adele Painton, me dio la corona y las rosas, de ahí viene tu segundo nombre querida, de la persona que fue tan linda como para hacernos a mí y a tu padre saltar al amor.

Desde ese momento fuimos inseparables. Jamás había tenido un amor tan profundo y real. Me hacía feliz. Terminábamos unas diez veces por semana y peleábamos como unas cincuenta veces al día. Pero siempre encontrábamos la manera de volver. Un día se graduó y yo estuve un año más en la escuela, él me esperó todos los días en mi casa para estar conmigo. Cuando me gradúe nos creíamos los reyes del universo, como si lo pudiéramos controlar todo e hicimos algunos planes y otras promesas. Cosas ridículas, no teníamos idea de lo que era el mundo de verdad. Y la única cosa que nos centró y nos hizo ver la realidad fue nuestra hermosa hija Elizabeth Adele Swan.

Ahora terminábamos unas veinte veces a la semana y peleábamos unas cien veces al día. Nunca nos casamos porque ninguno de los dos aceptaba que se necesite un papel firmado para sellar el amor entre dos. Buscamos trabajo, yo era mamá de día y de noche mesera en T.G.I. FRIDAYS y tu padre era asistente de una tienda de música vieja, donde venden esos enormes discos. También estudiaba leyes de noche. Un día dejó la tienda y entró como abogado en un caso pequeño que pronto se transformó en un caso más grande, y otro mayor. Conseguimos el dinero suficiente para comprar una casa decente.

Estábamos todos muy felices, pude dejar mi trabajo y empezar a concentrarme más en ti, cuando apareció Ed. Y, bueno nos dimos cuenta que si uno de nosotros se iba el otro tendría un poco de peso económico para continuar, así que tu padre se aseguró de que nuestras vidas sean más simples con completa ayuda de esos amigos abogados de él que tú tanto detestas. Nos ayudó porque...bueno...ya sabes el resto de la historia. Sabes que sigo trabajando porque el club de abogados no es el club del dinero. No me arrepiento de nada.

Tu padre era un ángel y lo sigue siendo, solo que ahora ya no lo podemos ver.


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