Capítulo 1

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Hace un calor de aquellos en los que no apetece nada más que una ducha. Una ducha con la persona que más quiero y está a mi lado.

Pero Bruno está trabajando en su oficina como un desquiciado que sólo atiende llamadas. De alguna manera, me encanta esa parte de él. Cuando se emociona y da todo de sí para un buen resultado. A veces, quisiera tener esa convicción y fuerza, y creer en mí misma. Creo que es por eso que lo amo tanto.

Mientras él está en su estudio, yo me dedico a verificar que todos estén invitados a la boda, de que no haya un solo detalle que se me escape. Lo cierto es que yo estoy metida en esto desde hace un mes, pero la madre de Bruno y la mía, son las que prácticamente han vivido de esto. Las que más se han interesado.

No casamos en una semana, nadie quiere que se note el embarazo. Yo tampoco deseo decirle a mi hijo que no casamos porque no arruino los planes. Por ahora no se ve nada, tan solo un mini rollo.

Laura y yo nos hemos encargado del vestido, y claro, con una diseñadora y asesora de modas que la mama de Bruno nos contrató.

Falta tan poco, tan poco tiempo para vivir con el y comenzar una familia. Tengo miedo y mucho.

No hay un poco de lógica, porque no me asuste cuando me acosté con mi profesor. Sin embargo, esto no se trata de ello, se trata de que formare una familia y lo conoceré a fondo.

Sé que a mis padres les ha chocado un poco todo esto, pero veo que mi madre es la que más lo ha superado porque cuando estoy con Bruno me ve de lo más feliz y eso la pone igual a ella.

Aún no me acostumbro a esta cosita tan pequeña que está en mi vientre. Nunca estoy sola, siempre está el frijolito haciéndome compañía.

Lo que más me causa risa es que todos en la escuela hablan de nosotros. Hay historias y así. No es que se alejen de mí, pero soy el chisme. Lo bueno es que nadie sabe que estoy embarazada, solo que me casaré y eso es lo que más les ha impactado.

Deseo que todo se lleve a cabo en otro lugar, pero la familia insiste en que debe ser aquí, en Oregon. Prefiero que ellos se encarguen de todo ya que lo mío nunca ha sido organizar fiestas o eventos.

Muy pronto nos iremos a California, especialmente Los Ángeles, entonces estaré lejos de aquí. Mamá también se irá a vivir allá, solo que no con nosotros, sino con su hermana.

Al fantasear sobre mi vida de futura casada, me acurruco en el mueble y prendo la tele. Veo The Walking Dead y me sirvo un poco de helado con un chorro de sirope de chocolate. Me encanta la serie, que no sé si a Bruno también. De todas maneras espero que las cosas en su trabajo no sean muy tensas.

-¿No me invitaras un poco de helado?- Bruno se aparece con un rostro menos serio y una sonrisa resplandeciente.

-Claro, sírvete- le digo y me guiña un ojo. Veo que se sirve el doble que yo. Se sienta a mi lado y come conmigo.- ¿Está todo bien en tu empresa?- pregunto esperando que la respuesta sea un sí.

-Más o menos- me dice mientras se quita la corbata- pero nada que no se pueda solucionar.

-Eso es importante- le sonrió y le tomo de la mano. Me alegra que Bruno siempre sea positivo incluso en momentos en donde no hay posibilidades.

-¿Sabes algo?- me dice y yo ladeo la cabeza- Cada vez que sonríes me olvido de todo lo malo. Eres como poesía para el alma.

El corazón se me llena de felicidad y le sonrió de nuevo.

-Deberías ponerlo en una canción- se acerca y me da un beso en la mejilla.

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