やくざ

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Necesito un gángster para que me ame mejor que los demás,
para que siempre me perdone, vaya o muera conmigo;
eso es lo que les gángster hacen.

-

La noche anterior había sido salvaje.

Pero al final, Hoseok terminó al lado de su chica, como siempre. Ella durmiendo sobre su pecho después de terminar completamente cansada. J-Hope tenía la costumbre de despertar una hora antes que ella para poder apreciar su rostro sin molestias, admirando la belleza de la persona que amaba y que era lo más importante para él. Pero ¿por qué lo hacía? Por el hecho que no sabía si mañana tendría la dicha de tenerla a su lado.

La hora casi acababa, lo sabía por la luz del sol que entraba por la ventana de la habitación; cuando ésta entraba completamente, ella despertaba.

Hoy tenía que salir temprano de casa. En contra de su voluntad, se movió con cuidado de no despertarla, consiguiendo el roce de sus cuerpos desnudos, ella, al sentir el movimiento, decidió darle la espalda y seguir durmiendo. Hoseok tomó los boxers que estaban en el suelo, se los puso y finalmente salió de la cama, yéndose directamente al baño.

El agua fría cayó sobre su cuerpo, acompañada de una jaqueca debido al impacto. Tomó una ducha rápida y salió del baño con la toalla envuelta en su cintura. En el cuarto no estaba ella.

— ¡Seulhee!— Alzó la voz su vez que empezaba a vestirse.

— En la cocina.— Se escuchó a lo lejos.

Terminó secando su cabello y seguido pasó una gorra volteada en su cabello. Negra. Igual que toda su ropa.

Salió de la habitación con deseo de darle un beso de los buenos días, que al final terminaba siendo un rapidín. Aunque, eso no era posible esta vez, tenía que estar temprano en el punto de encuentro para recibir la mercancía, y esos proveedores eran como un grano en el culo.

Se encontró con ella, ya vestida, cocinando en las estufa. Olía bien. Se acercó por atrás y envolvió su cintura con los brazos, pegándola a su cuerpo.— Buenos días.

— ¡Hoseok el aceite!— Contestó de vuelta.

Eso no fue impedimento para que la girara y le plantara un beso en la boca. Seulhee relajó sus brazos, soltando la espátula que tenía sin darse cuenta. El beso se hizo más largo y caliente, pero ella lo terminó, separándose, sonrió y antes de voltearse de nuevo, le dio un beso tronador.

— Huele rico.— Comentó mientras sacaba agua helada del freezer.

— Y sabe rico.— Seulhee sacó el pan e hizo un emparedado para su novio.— No voy a dejar que te vayas hasta que te lo comas todo.

— Pero tengo que estar en el callejón en menos de treinta.

— Sin peros.— Puso el plato en la barra.— Estoy practicando para cuando sea tu esposa.

Hoseok sonrió al escucharla decir eso. Ellos iban a casarse, en embargo, tenía planeado pedírselo una vez que haya conseguido más dinero. Quería darle una boda de en sueño.

Mientras comía, la miraba de aquí para allá, limpiando el departamento, la escuchaba cantar una canción en voz baja, su canción favorita, la canción que una vez le dedicó. Se veía como una chica normal, con una vida y novio normal. Pero la realidad era otra.

Gangsta ➳ HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora