17 de Septiembre.
Tres dias habian pasado desde la combersacion con Ronna y de nuevo me habian impedido la salida al patio por un tiempo.
Ayer pude comer algo de arroz blanco que me trajo un nuevo oficial, ya que llegaron a mis oidos las palabras de que al policia que golpee le quebre la nariz y necesitaba urgentemente una operacion.
Me alegre mucho, se lo merecia.
Faltaban cinco minutos para que un policia viniese a buscarme. Segun Ronna tenia una visita, cosa que me sorprendio.
Hoy hacia viento y llovia a mares. En mi celda hacia mucho frio, pero nada que no fuera soportable.
Suspire mientras daba golpecitos con mis botas en el suelo.
Me levante y me acerque al sucio espejo que se encontraba en la pared. Cogi una liga y me recogi el pelo en una coleta despeinada.
La puerta gruesa de metal chirrio cuando se abrio.-Tienes visitas.
Me voltee con la mirada mas seria y sin sentimientos que pude poner. El deslizo su mano hasta el arma que colgaba al lado derecho de su cintura.
Pero solamente la sustuvo encima del arma.
Camine hacia el y extendi las manos.-No voy a ponerte esposas, Ronna dijo que no era necesario.
-Podria agredirte en cualquier momento.
Le mire advirtiendo, intentando que temblara de miedo y creo que lo estaba consiguiendo.
Trago sonoramente y cerro la puerta detras de mi.
Caminamos por el pasillo.
Me metio en una sala y me sente en la unica mesa que habia.
En el techo habia un foco que deslumbraba e iluminaba toda la habitacion.
La puerta sono abrirse.-Hola Harley.
Una mujer de no mas de 45 años se sento en frente de mi. Su piel era algo mas oscura que la mia y sus ojos eran de un color gris verdoso.
-¿Quien eres?
Pregunte de forma borde. No estaba para bromas y mucho menos para amenazas de ningun tipo.
-Soy Marissa Halminttong
Extendio su mano, pero no la cogi. Ella retiro su mano con una sonrisa complice.
-No la conozco.
-Lo se.
Asintio sin dejar de sonreir.
-Te preguntaras para que he venido. ¿No es asi?
Asenti mientras me acomodaba en la silla.
-Bueno, como ya te he dicho soy Marissa y soy la jefa del cuerpo de policia.
Frunci el ceño. No comprendia nada.
-¿Y eso que tiene que ver?
-No me has dejado terminar.
Guardo unos segundos silencio y despues comenzo a hablar de nuevo.
-Vi tu expediente, tu condena y tus penalizaciones. En el informe decia que eras muy buena con las armas y me interesa. Necesito a un cuerpo que sepa manejar bien las armas y sepa defenderse a la perfeccion y por lo que veo tu eres un cuerpo perfecto.
Su sonrisa parecia hacerse mas grande con cada palabra que decia.
-¿Me esta diciendo que quiere qur trabaje para ella?
-Exacto. Te pagaria lo suficiente.
-El dinero me es indiferente, quiero algo a cambio, a partir del dinero.
Lo tenia demasiado claro. Se me habia presentado esta oportunidad y no la iba a rechazar ni desaprovechar.
-Dime.
-Quiero que a cambio de que yo trabaje para usted en el cuerpo de policia me saque de este lugar. Diciendolo de otra forma, que se deshaga de mi condena de cinco años.
Ella hizo una mueca notable y la dirigi una mirada seria.
-Eres una chica interesante y me encantaria que trabajases para mi, pero antes de hacer el trato tendria que ver como manejas las armas. Despues ya hablaremos de tu condena.
-Cuando usted quiera puedo hacer la prueba.
Me apoye en el respaldo de la silla mientras me cruzaba de brazos.
-La haras ahora mismo.
Arrastro la silla hacia atras y se levanto. Un policia me esposo las manos y me condujeron hasta donde todos los oficiales provaban las armas antes de usarlas.
Me pusieron en frente de una mesa llena de armas diferentes.-Sueltenla.
Los oficiales la miraron dudosos.
-No podemos soltarla. ¿Se da cuenta que podria acabar con cada uno de nosotros en a penas cinco minutos?
-He estado hablando con ella hace unos minutos sin necesidad de que la esposaran y no me toco un pelo. Sueltenla.
Repitio y obedecieron su mandato.
Agarre una pistola pequeña y la mire con detenimiento.
Al frente habia varias estatuas de metal con forma humana.-Cuando quieras puedes empezar.
Apunte hacia una estatua y dispare. La bala atraveso perfectamente la cabeza del muñeco. Sonrei satisfecha.
Cogi una metralladora y cada una de las balas que salieron acabaron en la cabeza de otra estatua. Solte el arma y me gire hacia Marissa.-¿Ha visto ya suficiente?
Ella sonrio.
-Mañana vendre y cerraremos el trato.
Sonrei satisfecha de nuevo. Lo estaba consiguiendo.