Renacer

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Mi piel imperfecta,
los kilos demás,
la celulitis,
y la depilación mal hecha
se habían convertido en cadenas,
esposas de cristal que me mantenían en cautiverio,
fantasmas que susurraban "un cuerpo como el tuyo no puede ser adorado".

Bailo la melancolía sobre mi,
obligandome a esconder todo lo que no debía verse
para no incomodar.

Muy gorda,
muy alta,
muy desormada,
le sobra de aquí y le falta de allá,
los oí.

Pero tu convertiste el miedo y la vergüenza en suaves melodías que se transformaron en un ritmo inedito y privado.

En el olvido quedó la inmaculada moral,
y mi cuerpo expiró con solemnidad en tus brazos.

H (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora