Capitulo 1.

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Eres una idiota
El primer pensamiento que venía a su cabeza al despertar.
Eres una idiota
Cada mañana.
Eres una idiota
Se repetía en su cabeza tan alto que le provocaba un dolor físico insoportable. Tantas veces pensó en permanecer encerrada en su departamento y sufrir en silencio.
Seguramente nadie vendría por ella ¿a quién le importaba?
Pero esa no era una opción, necesitaba el dinero. Si hubiera nacido en otras circunstancias, si hubiera corrido otra suerte tal vez, solo tal vez, no necesitaría de un trabajo, no viviría en un departamento tan pequeño, e iría a ver a sus padres más seguido sin preocupación alguna por cualquier reprimenda.
Pero esa no era su vida, pensaba mientras se cambiaba de ropa y arreglaba su cabello largo y ondulado, nunca le gustó el rubio, la hacía resaltar, era el centro de atención cuando entraba a alguna habitación, por eso lo tiñó de castaño oscuro, era más soportable, se sentía menos idiota, y todos la trataban como tal.
Al principio creyó que solo le habían dado el trabajo porque lucía maravillosa sentada en las reuniones con sus trajes impecables, era sólo la imagen, escucho susurrar a muchos, pero en su interior sabía que no era cierto.
Ella era capaz, aunque más veces de las que podía contar había oído que no lo era, que era inútil, que hubiera sido mejor que nunca hubiera nacido.
Sus padres nunca se lo dijeron, pero ella lo sabía, y los murmullos solo lo reafirmaban, no podían estar equivocados.
Había trabajado mucho para encontrarse en sus posición, era empleada en una empresa de publicidad, tenía talento con las manos y una gran imaginación, la habían felicitado toda su vida por eso sus profesores, conocidos e incluso compañeras envidiosas.
Era la mejor en lo que hacía, se recordó de nuevo mientras tomaba café, no eres ninguna idiota.
Solo tenía dos gamas de colores en su armario, colores oscuros o tonos pastel, nada brillante, nada que llamara la atención. No era como esas artistas que sentían la necesidad de que todos supieran a que se dedicaban, con sus cabellos de todos los tonos del arco iris mezclados y prendas que no lucían armónicas, no combinaban, no las entendía. Y ellas no la entendían a ella.
Lidió con muchas en la universidad, pero nunca las soporto, brillante apariencia, personalidad marchita y diseños comunes. Sus obras eran una réplica tras otra de las del resto, estrafalarias, y de muy mal gusto, le hubiera gustado poder sacar a sus compañeros de ese grupo, siempre tan amables y comprensivos frente a su desagrado generalizado, pero sus obras compartían las mismas característica y claro, los mismos defectos de las otras.
Tomó sus llaves, y cerró la puerta, para tras unos minutos volver a abrirla y cerciorarse que todo estaba apagado y cerrado.
Salió nuevamente para esta vez sí encaminarse a su auto y llegar al trabajo minutos antes que todo el mundo.
Desde que la contrataron había sido así, la soledad le servía para meditar mejor los colores, las formas, las necesidades de cada cliente, de cada marca, y estamparle un sello único y personal, necesitaba esos momentos como una ducha caliente en un día de invierno.
A sus jefes no les molestaba, a sus colegas no les importaba, ninguno se había mostrado sugerente a empezar ningún tipo de relación con ella tras los intentos fallidos del primer par de días, ella lo agradecía, tener amigos solo le complicaría más su vida, los amigos requieren tiempo y esfuerzo, pero más que todo honestidad y confianza, que ya había depositado en otras personas. Sus reservas de eso se había, en lo mucho, agotado desde hacía ya un tiempo, pero no le importaba en lo más mínimo. Así estaba bien para ella.
Poco a poco sus colegas y jefes comenzaron a llegar charlando y riendo, pronto la oficina se convirtió en un espacio bullicioso en el que el único sonido que no se escuchaba era su voz, aunque ya no le importaba, su boceto está terminado y listo para ser presentado en la reunión de la tarde.
Todos la mirarían, estaría muy consciente de sí, pero se acabaría pronto, cuando observaran lo maravilloso de su trabajo, al menos eso esperaba. Este cliente era especialmente desconcertante para ella, nunca había despertado el interés de nadie, más bien era invisible, pero este hombre parecía siempre tener los ojos fijos en ella y en lo que hacía, desde que había pisado el edificio.
Seguramente la tomaba, por tímida, mal educada o quién sabe que.
Pero se recordó nuevamente, que hacía mucho eso había dejado de importarle.







{Hola, esta es una novela nueva, no es copiada y la tengo en mente hace mucho tiempo.
Intentaré subir un capítulo por semana, entre el poco tiempo libre que tengo.
Por favor comenten, me gusta leer sus comentarios.}

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