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—Oh, Dios santo, BaekHyun ayúdame —Gimió angustiado ChanYeol quien llevaba más de cinco minutos –literalmente–tratando de alcanzar a LuHan. El pequeño castaño había ingresado a la sala de terapia moviéndose por todo el lugar, sinmantenerse por mucho tiempo en uno solo. 


—¿Qué le pasa, porqué está así? —BaekHyun había cambiado de lugar junto a SeHun luego de la llegada de ambos, SeHun estaba acomodado en la camilla que minutos antes del receso ocupaba.


 Ambos mayores trataban de seguir al escurridizo cuerpo de LuHan, aquél reía cada vez que lograba despistar losagarres de ambos profesionales. Sus pálidas mejillas habían adoptado un fuerte color rojizo, su rostro tenía pequeñosrastros de sudor, pero él no parecía querer detenerse.


 —¡No lo sé! —Grito el terapeuta, extendiendo sus brazos hacia LuHan quien por doceava vez desde que llegaron se leescapaba— Creo que ha consumido mucha azúcar. Su bolsa de dulces está completamente vacía, normalmente élolvida que la tiene, ¡Pero hoy se los ha comido todos de sopetón! 


—Demonios—Mascullo BaekHyun. Por un segundo sintió cierta lástima por ChanYeol  quien la mayoría del tiempo cuidaba delpequeño castaño, veía a su amigo jalarse los cabellos a causa de la hiperactividad del niño. Y sí, agradecía tratar con SeHun, era un polo completamente opuesto a LuHan.


 Pero los polos opuestos se atraen, se recordo Byun.

—¡LuHan! —Exclamó alzando uno o tres tonos de su voz, logrando por un segundo que el nombrado se detuviera y loobservase con expectación. — ¿Te gustan los chocolates? — 


—¡Sí, sí, sí! —Contesto atropelladamente— 


—Si cooperas con nosotros te daré todos los que quieras, ¿sí? —Los movimientos del muchacho de baja estatura y debata blanca eran lentos, no planeaba alterar los sentidos del castaño  provocando que volviese a saltar por toda la sala.Era sigiloso. 


—¿Qué haces, idiota? —Mascullo en susurros ChanYeol, quien por esos instantes había mantenido el silencio. — 


—Shhh, Chan —Lento y precavido, sin darle una mirada al terapeuta. — LuHan, ven —Las pupilas de los grandes ojos avellanas estaban completamente dilatados a causa de la elevada cantidad deazúcar, pero su rostro era neutro. Su alegría e entusiasmo se había esfumado en un parpadeo, más aún para elpequeño SeHun sobre la camilla que todo aquél tiempo se mantuvo como espectador, analizando cada movimientodel menor de los cuatro allí.Los gruesos y rosados labios de LuHan se fruncieron, un dulce puchero se adueño de aquellos.


 El pequeño observabaa cada persona que estaba observándolo y no sabía quiénes eran, pero parecían de fiar, sin embargo las palabras desu madre se repetían una y otra vez en su cabeza."No hables con desconocidos, cielo"Pero a pesar de la complicada situación que se estaba viviendo dentro de la sala para poder retener y consolar –ahora– a LuHan, nadie notó como el silencioso muchacho había apretado el botón rojo de su "reloj tomador detiempo" cuando el ambiente cambió de un momento a otro por el castaño, casi acorralado a un rincón del cuarto.Los dulces y expresivos ojos avellanas comenzaron a cristalizarse, por desgracia para ambos profesionales el efecto delazúcar consumido estaba dando un efecto contrario a la hiperactividad luego de que el pequeño perdiera su memoria.  

Every Minute [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora