3

1.1K 150 23
                                    

- ¡Por supuesto que no! ¿Estás loca?

- Pero es la única manera de llegar.

- No, May, yo no me subo a autobuses - Y es la última palabra de Zayn.

Sus brazos cruzados sobre su pecho y su boca ligeramente fruncida dan a entender a cualquiera que no dará el brazo a torcer. Lástima que May no sea cualquiera.

- ¡Por Dios, Zayn! ¿Sabes la cantidad de personas ciegas que he visto en el autobús? Niños, adultos, solos, acompañados...

- Sí, sí, sí... - Zayn zarandea su mano como si ella lo agobiara.

May comienza a hervir.

- Eres un mimado, eso es lo que te ocurre. No sabes lo que es no tener alternativa.

El comentario no le gusta nada a Zayn, y ella puede verlo por la manera en la que sus puños se tensan lado a lado de su cuerpo por un segundo.

Medita por unos segundo, luego sacude la cabeza y suelta el aire que al parecer estaba conteniendo.

- Bien, iremos en el autobús. Si me ocurre algo, oirás de mi abogado.

Los ojos de la chica hacen un giro de 360 grados.

Idiota, dice en su interior. Pero en su interior hay una pequeña sonrisa.

Es martes, el sol se camufla entre las nubes y una leve brisa levanta las hojas caídas de otoño. Un día perfecto para un paseo. Bueno, lo que May considera un paseo, Zayn lo considera una riesgosa aventura.

Irían a un orfanato en las afueras de la ciudad. Uno que May visitaba todos los meses.

Mientras esperan en la parada de autobuses, Zayn intenta todo para esconder su nerviosismo. Pero para ella es evidente. Su pie derecho no deja de repiquetear contra el piso. Se humedece los labios con su lengua cada treinta segundos. Sus manos se enroscan juntas sin dejar de moverse.

No puede evitar sentirse culpable. Quizá esto era un desafío más grande de lo que Zayn puede tomar. Después de todo, ella está lejos de saber lo que esto significaba para él.

¿Había ido muy lejos?

Zayn se sobresalta en el momento en el que May apoya su mano en su espalda.

- No tenemos que hacerlo - Suspira ella - No quiero presionar tus límites.

Él demora unos segundos en responder.

Lo siguiente que ella ve es una sonrisa emergiendo en el rostro de Zayn.

- No, quiero hacerlo - Responde - Estoy nervioso, sí. Pero se siente bien. Es un buen nerviosismo.

May suelta una risita.

- ¿Buen nerviosismo?

Él también ríe.

- Suena estúpido, lo sé. A lo que me refiero es... - Se detiene mientras lleva su mano a su nuca - Que las personas no suelen empujar mis límites. No desde que, ya sabes... - Señala sus gafas con su dedo índice.

- ¿Está bien que lo haya hecho? - Pregunta May, un poco descolocada.

- Creo que sí. No puedo quedarme toda la vida en una burbuja ¿Verdad? - Medio sonríe.

- Como poder, puedes. Pero para ser honesta, Zayn, no creo que sea una vida que valga la pena.

- Estoy de acuerdo. - Responde, con una serenidad que May no había visto en él.

Esperan cinco minutos más en un cómodo silencio. Algo que ni él ni ella hubiesen creído posible.

A diez metros de distancia May divisa el autobús que los dejará en el orfanato.

Ciego - ZaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora