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"El silencio no significa perder. Aquí nadie se rinde."

Y antes de cerrar la puerta, gritó.
—¡Cuídate! ¡No hagas una revuelta! ¡Qué no se enfaden los policías!

—Sí, madre. Además, no es una revuelta; es una manifestación... de las pacíficas.

Y cerré.
Bajé los escalones de la entrada y crucé el patio delantero saliendo así a la calle.
Me uní a la multitud que desfilaba por las calles con mantas con sus lemas, otros, con insultos hacia el presidente. Estos últimos eran pocos, claro. Todos le teníamos miedo. El gobierno era muy estricto, todos hacían lo que decían. Igual los maestros, la iglesia y nuestros padres nos ordenaban cosas, pero ahí era diferente, nosotros realmente queríamos obedecerlos por el respeto que les tenemos.

• • •

Llegamos a la Plaza de las Tres Culturas, era temprano, aunque, siendo sincera... no logro recordar la hora. Quizás porque, en este estado, mis memorias se pierden poco a poco. Pero bueno, esa ya es otra historia que después contaré. Continuo. Todos nos sentamos a esperar.
Los líderes estudiantiles estaban dirigiéndonos desde el tercer piso del edificio Chihuahua. También recuerdo a una persona arriba de la iglesia. Realmente no le presté importancia, ya que, en la universidad, teniendo yo diecinueve años de vida, sé que ahí nos podemos expresar libremente (aunque claro, en la universidad, no fuera). ¡Qué rara forma de expresarse! Arriba de una iglesia no es buena idea.

1968Donde viven las historias. Descúbrelo ahora