Capítulo 1: Abuela Clarence

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Me llamo Katherine Fillion, y esta es mi historia.
Tengo 23 años, soy hechicera, no bruja, y llevo estudiando magia desde los 6 años.

Mis padres murieron consumidos por un hechizo, y aunque nunca me afectó, siempre los he echado de menos.
Si empecé a los 6 años no fue por gusto, fue por culpa de mis padres.
Para que lo entendáis, el hechizo que probaron era tan oscuro que me alcanzó y como un virus en el sistema inmunológico, afectó a mi magia.
Si mi abuela no hubiera intervenido en ese momento me habría convertido en una "Sombra", un ente oscuro de magia negra. Muy peligrosos, sádicos, insaciables y sorprendentemente escurridizos. Y eso sin tener en cuenta lo poderosos que son.
Me enseñó a poner armonía en mi magia con ayuda de la naturaleza. A pesar de que está me rechazaba violentamente.
Pasé medio año encerrada dentro de los territorios de la casa de campo.
El motivo fue que mi aspecto se había vuelto muy parecido a un Sombra.
Mis ojos eran totalmente negros, mi piel era oscura como la noche, con tonos azules, y lilas oscuro. Y empezaron a crecerme unos cuernos que se retorcian segun crecían, y ocurría cada vez que me deprimía o me enfadaba.
Fue duro, y difícil. Pero, con el tiempo logramos remitir los efectos.

Ella era alguien increíble. No necesitó ayuda de nadie para enseñarme. No pidió ayuda a ninguna especie que usara magia (supongo que para que yo no corrompiera a nadie). Ni siquiera a las instituciones mágicas de la ciudad. Ya que ella era de las mas poderosas y sabias.
Sólo a especies que pudieran proporcionarle elementos tan puros que pudieran permanecer a mi lado.
Uno fue una gata blanca. Era muy bella. Casi recién nacida. Algo torpe (lo normal para lo joven que era). Pero era muy, muy pesada. No callaba! Pero era tan mona que se lo perdonabas enseguida.
Tenía en la punta de las orejas una mancha marrón, imperceptible a simple vista. Los ojos eran de color verde claro, tanto que a veces parecían fluorescentes.

Se quedó con nosotras hasta que yo me independicé, entonces se vino a mi piso alquilado. No cabe decir que fue un poco difícil tenerla con mi compañera de piso.

Se solucionó cuando se lo conté a mi amiga. Me alegró mucho ver que lo aceptaba. No muchos humanos lo aceptaban así de fácil. Pero no era la primera persona a quien se lo confesaba, el otro se llamaba Tristan.
No le conté mi pasado. Suficiente sabía ya.

Tenía pensado ser profesora de magia en la universidad de la ciudad. Pero pasó algo. Mi abuela murió.
Me enteré antes que nadie, al visitarla. Y por lo que pude ver hacía poco porque nadie la echó en falta.
Así que probé a hacer algo que nadie ha hecho con éxito hasta ahora. Resucitarla.
Yo mejor que nadie sabía como hacerlo. Tenía demasiada experiencia para ser solo profesora. Pero era lo más tranquilo que podía hacer. Quería una vida de paz. Pero con mi abuela en ella! Y yo podia lograrlo.

Usé una magia para prevenir el tiempo en su cuerpo, y durante tres noches y tres días elaboré el hechizo. Pero, no funcionó.

Estaba muy agotada, pero aun así tenía que saber porqué! Y usé un hechizo que creía de mi invención. "Verdad". Literalmente como suena. Era para saber porqué, por qué no podía evitar su muerte. Y la respuesta fue: "porque así lo decidió ella".

Estaba muy confusa, pero no pude pararme a pensar. Era demasiado cansado estar tres días despierta usando magia. Pero crear un nuevo hechizo...
Me desmayé afortunadamente sobre la cama.

Creo que pasaron más de seis horas, ya que anocheció.

Y comenzó una tormenta muy fuerte que me despertó. O eso creía.
El estruendo fue mi ventana al abrirse bruscamente. Pero, no la abrió la tormenta. Fue una chica.

-Te has vuelto completamente loca?!

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2016 ⏰

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