Capítulo 1.

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La primera mañana de vuelta a los estudios, fue un infierno, principalmente porque mi hermana gemela, Mónica, tuvo la grandiosa idea de despertarme con una 'relajante' canción a todo volumen en nuestra habitación. No es que, quisiera seguir durmiendo, en parte sí, pero, el porqué más grande era el sarcástico y cruel constante comportamiento de mi hermana. Intenté enfadarme y hacer que mis padres la castigaran, pero fue imposible dado que, 1) Mi madre estaba fuera de casa 2) Mi padre estaba leyendo el periódico 3) Por lo menos se acordó de despertarme. Así que se puede decir que no empecé perfectamente bien mi primer día de vuelta a la rutina. Nada más de pie, ocupé el baño jodiendo a mi hermana ya que sabía que aún no se había preparado. Salí del baño minutos después envuelta en una toalla y corriendo a la habitación, no me acuerdo bien que ropa me puse, seamos sinceros, ¿Quién se fija en que se pone cuando lo único que quiere hacer un lunes por la mañana es querer dormir y asesinar a la hermana? Seguramente no yo, y menos aún cuando no lo hago tan siquiera diariamente.

Había pasado las vacaciones navideñas en casa de mis abuelos paternos y el resto de la familia de mi padre, en un pueblo más al sur de Barcelona. Mi abuela, no había parado de cocinar durante todas las vacaciones, y había preparado almuerzos y cenas espectaculares. Mi abuelo, en cambio, se pasó las vacaciones sentado en su silla, que, se encontraba enfrente de la chimenea, con un periódico en mano, tal cual mi padre y mis tíos. Mis primas, junto a mi hermana utilizaron el dinero concedido por haber pasado el primer trimestre para renovar su ya extenso armario. Yo, raramente, estuve lejos de mis tías, mi abuela y mi madre, ayudando en la cocina, y de vez en cuando me sentaba junto a mi abuelo para que me contara alguna anécdota curiosa de su pasado. Especialmente, amaba escucharlo hablar, lo hacía lentamente y sin gritar, redactaba todo de la manera más sencilla posible y se empeñaba en hacerme sacar alguna que otra sonrisa espontánea con algún chiste de su época. Sinceramente no entendía la mayor parte de los chistes que contaba, eran bastantes difíciles y peculiares, pero aún así, ver la manera de la cual los explicaba, me hacía sentir feliz, porque, mi abuelo, es una de las mejores personas que he conocido en mi vida. En cambio, mis tíos no eran nada de especial, uno era el marido de la hermana de mi padre y generalmente siempre acababa discutiendo con mi padre y mi otro tío, el cual, siempre andaba fumando o bebiendo algo. Mis tías, eran simpáticas, charlaban quizás demasiado y hacían comentarios, la mayor parte de las veces, inútiles. Pero me querían, y estar con ellas era mucho mejor que una tarde de compras con sus hijas y mi hermana, en la ciudad.

Vivíamos en un barrio central de Valencia, y contrastaba con el resto de la ciudad. Mucho no podía decir sobre lo que era vivir en ese lugar, dado que, solo había vivido allí. Y, cómo lo que dicen, ''la costumbre de una rutina se convierte en la perfección''. Así que, acostumbrada a vivir en un lugar, crees que es lo mejor. No planeaba irme del barrio lo antes posible como piensan todos los adolescentes del lugar, yo quería disfrutar mi estadía en el lugar, sabiendo, que una vez que me iré no volveré.

-¡Corre Nerea corre! ¡Que llegamos tarde!-me gritaba mi hermana mientras intentaba desayudar.

-Hago lo que puedo.

-Pues has más.

-He dicho que hago lo que puedo.-respondí tajante.

-Deberías empezar a despertarte más temprano.-dijo saliendo de la cocina.

Aunque fuésemos gemelas, mi hermana y yo compartíamos diferentes vidas. Ella, era la clásica chica rebelde y extravagante. Se pasaba el día fuera de casa, o organizando manifestaciones en el bar del complejo de al lado, con algún amigo suyo, porque, conociéndola, sabía que tenía más amigos varones que mujeres. Ella prefería, a algún que otro gamberro sin vergüenza. No me incomodaba, dado que ella respetaba mi espacio y nunca llevaba a nadie a nuestra habitación. Mónica, se pasaba horas enteras en el local, con su guitarra practicando con su grupo. Y solamente sonaban un rock heavy metal completamente duro y molesto. Yo me podría definir como la clásica chica tranquila y sencilla. Amaba leer y estar en mi habitación sola, el clásico cliché. Principalmente mi vida se basaba en eso; clichés. Se había convertido en algo repetitivo. Todo. Pero no me molestaba, estaba a gusto con mi vida. La única gente que frecuentaba, era aquella que se tomaba en serio el futuro. Las personas que estudian por conseguir algo, y que quieren seguir un orden en su vida. No nos parecíamos en casi nada. Todo menos el aspecto físico, aunque yo sigo de mi parecer de que ella es más alta y tiene los ojos más claros, si no llevase las lentillas oscuras. Dos morenas (erábamos), de una estatura media y de cuerpo bastante esbelto con ojos oscuros y sin ningún particular que destaque.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2017 ⏰

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