Génesis

1K 82 29
                                    

La veo en sueños...

Memorias.

La observo impasible, y por alguna razón, sus cálidos ojos se enfocan en mi... con una extraña mueca en sus labios, una curvatura que me hace parpadear desconcertado.

—Ciertamente patético —no reaccionó a la filosa voz—. Ni siquiera el producto de tu semilla puede atravesar tu fria coraza.

Vuelvo a parpadear. La frágil masa de carne se acurruca en su carcel de madera, se enrolla, y con una firmeza inesperada, sostiene la manta con sus diminutas manos.

—¿Mi misión?

Un toque preciso en la posición adecuada terminaría con la diminuta cosa sin dientes que me mira.

—No —Escucho la cortante réplica—. Solo estaba curioso, pensé que incluso alguien como tú podría tentarse el corazón con su propia hija... parece que me equivoque —me sonríe con un usual brillo calculador— supongo que te hemos programado mejor de lo esperado, buen trabajo Soldado.

Es mi señal, debo marcharme. Parpadeo una última vez. La curiosa masa vuelve a mandarme su extraña mueca, y esta vez, la acompaña con un balbuceo. Solo puedo determinar una cosa... es extraña.

Miro sus ojos azules una última vez, doy media vuelta y no vuelvo a girar, ni siquiera por sus lloriqueos.

—¡Una vez más!

Es patética, su piernas a penas la sostienen. ¿Por qué quieren que pelee con una cosa tan frágil? Mis órdenes son claras, no puedo matarla, solo tengo que quebrarla.

—пожалуйста, прекратите —suplica. (Por favor, detente)

Su voz no es más que un susurro débil. Se hinca en el piso, sosteniéndose el estomago, es fácil atinar golpes en su torso, no es buena cubriendo esa área.

—вставать (Levántate)

Algo se enciende en ella. Grita, gruñe, y arremete con furia hacia mi, pero no es suficiente, sigue siendo débil. Fuerzo su brazo hacia su espalda, lo sostengo e incluso lo estiro en una forma anormal, pasan pocos segundos antes de que disloque su hueso, la oigo gritar con agonía.

No hay órdenes para detenerme. Prosigo, lanzó un puñetazo contra su rostro, después otro... recibe una tanda interminable sin voluntad para defenderse.

—Es suficiente —me detengo a medio impacto— Buen trabajo, Soldado.

Parpadeo. Me levanto del suelo, dejando a la chica molida a golpes en el suelo. No me detengo, camino fuera de la habitación, solo escucho brevemente a uno de los encargados.

—Si quiere vivir, será mejor que no resulte una falla.

—Nadie esperaba que venciera a su padre, solo tiene once años.

Once... algo me resulta molesto de ese número.

No entiendo que hace aquí, o por qué me mira con lágrimas en los ojos, ni siquiera sé su nombre ¿Por qué me mira con preocupación? He estado a punto de matarla en más de una ocasión.

—¿Te encuentras bien? —pregunta con marcado acento.

Parpadeo ¿Por qué está a aquí? ¿Tiene órdenes de matarme? Casi fallo la misión, e incluso por primera vez resulte herido ¿Me he vuelto indispensable?

Pedazos Del Corazón {Finalizado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora