Después de tantos años de haber estudiado medicina finalmente había llego el día, el final, lo esperado, era momento de mi graduación.
La facultad había rentado un auditorio obscuro con asientos color vino en forma de semicírculo que ascendían conforme se iban alejando del podio central.
Ya era de noche y estábamos todos sentados esperando a que pase el discurso y hagan mención de nuestros nombres para subir y anunciar la especialidad a la que iremos, yo estaba sentado junto a algunos amigos, sin embargo me sentía solo, ellos no eran a quien yo necesitaba.
En mi cabeza rondaba la gran incógnita sobre mi especialidad, psiquiatría o neurocirugía, sabía que una de las dos me haría feliz pero me dejaría sin algunos lujos que la otra me brindaría a pesar de no hacerme feliz, no podía decidirme y se avecinaba el momento en que me tocara subir, comencé a desesperarme y a sentir mucho miedo, las ganas de llorar se apoderaban de mí, pero no quería llorar, hacía mucho tiempo que no lloraba y no quería que esta fuera la excepción.
En ese momento vi hacia la esquina del auditorio, cerca de la puerta de entrada la cual estaba abierta y dejaba entrar un difuso rayo de luz lunar que se perdía rápidamente en la oscuridad, no sin antes revelar el rostro de un hombre que se hallaba sentado en soledad. Era mi padre, pero que estaba haciendo el ahí, inmediatamente sentí alivio al ver su rostro ahí apoyándome, así que fui a donde estaba sentado y le comenté mi problema, él me apoyaba en cualquier decisión que tomara, no quería verme perecer y lo entendía. Tal vez derrame una lágrima o tal vez fue solo mi deseo de hacerlo, pero ese día, pronunciado mi nombre, subí al podio confiado porque mi padre me apoyaba.
FIN
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La graduación
Short StoryEste pequeño relato pertenece a una libreta de sueños, es una porción de mi psique representado en texto que me gustaría compartir.