Caminando hacia mi habitación me di cuenta que James ya no estaba a mi lado, en este momento creo que agradezco que me conozca tan bien como para saber que voy a encerrarme en el baño.
Al llegar a mi habitación, la cual me encantaba porque parecía de la época victoriana, empiezo a desnudarme mientras camino al baño donde por el poco tiempo con el que cuento, entro a la ducha y sin querer ni poder evitarlo vuelvo a llorar.
Al salir del baño, encuentro un traje negro en mi cama, tras vestir y calzar casi de manera automática acomodo mi cabello como siempre y salgo andando lentamente de mi habitación.
Camino hasta la habitación de mi ángel sabiendo que está dormida y la observo desde la puerta sintiéndome aún más triste y veo a James con la nana quien al voltear se dirige hacia mi y juntos caminamos hasta la cochera en un sepulcral silencio, donde nos está esperando el chofer Juan Alberto, quien viene del otro lado del mundo, para ir a reconocer los cuerpos.
Al llegar al hospital, en cuanto nos ven una enfermera nos guía hacia la morgue silenciosamente, hace tanto frío aquí abajo: no quiero estar aquí, pero es mi deber como hijo mayor y heredero de la familia. Por un cristal veo hacia las mesas de metal en las que hay dos cuerpos cubiertos de sábanas. Instintivamente cierro los ojos ante el dolor que esto me causará, abro los ojos y asiento al médico forense que se encuentra ahí y él levanta primero una sábana y siento al rededor de mis hombros en brazo de James manteniéndome en mi lugar: esa primera persona es mi padre.
No sé si pueda resistir ver a mi madre ahí, sin vida y más blanca que la cal, pero de todas maneras asiento y el médico dentro de ese lugar cubre ese rostro y destapa el otro. Cierto los ojos y siento como una lágrima baja de mi ojo derecho mojando mi mejilla a lo que cubren el rostro, sabiendo que por mi reacción ya no tenía que decir nada.
James me saca de ese lugar casi arrastrándome, sabiendo que estoy deshecho mientras que Alberto, como prefiere que no llamen, se queda para organizar lo que se debe hacer con los cuerpos antes de llevarlos a la mansión donde los cremaran.
El camino de vuelta a la casa es demasiado largo pues estuvo lleno de paradas que nuestro chofer tuvo que hacer, dados los mandados que le enconendaron antes de salir.
Al llegar observo como nuestros familiares que viven más cerca han llegado, los abuelos de ambas partes y un par de tíos de parte de mamá.
- Nathaniel - llama mi abuela Katherine, madre de mi padre, no imagino cómo se siente me han dicho que es peor perder a un hijo que a un padre, espero no descubrirlo nunca - ¿Dónde está tu hermana? - pregunta con un tono frío, al parecer no piensa hablar conmigo
- Dormida - respondo simplemente, nunca entenderé por qué para mi familia paterna es más importante mi hermana y para la materna al parecer soy yo.
Sin decir nada más, James me abraza y camina conmigo dirigiéndome dentro de la casa.
No quiero hablar con nadie, así que subimos a la habitación de Leire y recostándonos en las orillas nos quedamos velando su sueño hasta que éste mismo nos vence.
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El Clan De Los Hechiceros
Teen FictionLos cambios en la vida a veces son muy bruscos, los secretos mejor guardados siempre salen a flote... Al parecer la vida no es como parecía que mi familia quería aparentar.... Fantasía, drama, amor y demás es lo que a nuestro protagonista le tocará...