La debilidad de un carnivoro

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Namimori presenciaba una de las mas abundantes lluvias en mucho tiempo, el  ambiente indicaba no ser propicio para una de las rondas rutinaria del prefecto de Nami-chu logrando mantenerlo atrapado dentro de su adorada escuela.

El azabache de ojos platinados se encontraba dentro del salón exclusivos para el Comité disciplinario intentando mantenerse impasible, sin embargo algo lo molestaba, sentía una inquietud sin fundamentos, normalmente disfrutaba de su soledad pero por primera vez en su vida necesitaba de alguien, mas específicamente de un rubio revoltoso.

Sentimientos de herbívoros, pensó molesto.

El era un carnívoro y aún así tenia sentimientos de herbívoros, que humillación era para el demonio de Namimori poseerlos, pero despues de todo, los aceptaba, hacía mucho que lo habia hecho, para ser mas exactos, lo hizo el mismo día que los notó y su actual pareja se declaró.

Lo recordaba perfectamente, justo despues de terminar su supuesto ultimo entrenamiento con Cavallone, este le dijo lo que sentía por él esperando un tonfaso de Hibari que no llegó rápidamente debido la incredulidad por parte del menor. Sin embargo el golpe llegó.

Kyoya lo golpeo, con el pensamiento de estar siendo timado por el otro quien tuvo que pelear verbalmente con el prefecto para que creyera en sus palabras.

Al final Dino logró convencerlo de que sus sentimiento eran sinceros, sin embargo el azabache no le hablo de como lo veía él, despues de todo, Hibari Kyoya no se "rebajaría" -Por no decir atreverse- a aceptar abiertamente sus sentimientos por un herbívoro.

Ese día una pareja un tanto dispareja se formó bajo el disgusto de un cielo, y un guardian de este, que al final, terminaron por aceptar su derrota ante el Cavallone, uno por su timidez y el otro, bueno, parecia que a la nube no le agradaba tanto como el desearía.

Así es como llegamos a este momento despues de dos meses de una bella relación llena de golpes y un completo masoquista. Dino se encontraba fuera de Japón atendiendo asuntos de su familia, o al menos eso era lo que sabia Hibari.

El prefecto de Nami-chu decidido a olvidar su inquietud intento dormir nuevamente recostandose en el sofá negro, pero para su suerte o desgracia, escuchó un estruendo segundos despues de cerrar sus ojos.

Dispuesto a morder hasta la muerte al desgraciado que habia interrumpido su sueño, se levanto y sacó sus tonfas listo para golpear a la primera persona que atravesará la puerta del comite disciplinario.

Y así fue, el demonio de Namimori golpeo a la primera persona que decidió entrar a el salón y este no fue nada mas ni nada menos que Dino Cavallone quien se desplomó en el suelo por el golpe.

Hibari lo miro molesto aún si sentía un mínimo ápice de felicidad no lo demostraría, despues de todo, seguía siendo Kyoya.

-Kyoya, ¿así es como recibes a tu pareja despues de viajar horas solo para verte?- Chilló el Cavallone abandonado el suelo avalanzandose a Hibari y como consecuencia recibir otro tonfaso más.

-Fue culpa tuya por venir.

-Kyoya no seas tan frío conmigo.- Se quejó el mayor recibiendo como respuesta una mirada molesta.

-¿A que has venido bronco?

Titubeó.

-A ver a mi hermosa pareja- Dijo con una sonrisa falsa que no pasó desapercibida por el azabache.

-Hmp- Respondió.

-Kyoya- Llamó su atención colocando una expresión sería sorprendiendo imperceptiblemente a su pareja que lo miró.

-T-tengo a-algo que decirte- Dijo demostrando un profundo dolor.

Los ojos del rubio se cristalizaron en cuestión de segundos, el azabache supo entonces que eso era serio pues, a pesar de el Cavallone ser un herbívoro, nunca lo habia visto de esa manera tan lamentable y aun sin demostrar mucha emoción, por primera vez en su vida, Kyoya sintió miedo al ver así a su pareja, algo estaba mal con lo que estaba sucediendo, lo sabia bien, tal vez la ropa de cuello largo que usaba, el casi inexistente color rojizo que sobresalía del cuello del mayor y su titubeo fueron las señales suficientes para confundirlo tanto.

Nunca se habia sentido de aquella manera, como un herbívoro por sentir miedo y como un simple y completo idiota por no saber como manejar aquella situación, sin duda alguna, ese era un día catastrófico de primeras veces para el demonio de Namimori.

-Habla- Ordenó con coz ronca.

-Lo lamento Kyoya, de verdad lo lamento, te juro que justo ahora me odio tanto como tu me odiaras...

-¡Dilo ya!- Gritó desesperado el menor que pedía estar equivocado acerca de sus concluciones, lanzaba gritos silenciosos pidiendo que esto no fuese verdad, que fuese un sueño y el Cavallone no estuviera presente realmente.

-Te engañe, Kyoya- Finalmente soltó.

Se escuchaba tan simple el escuchar esas palabras, en ese mismo momento se cuestionó la situación y sus acciones, ¿que debía hacer? ¿como tenia que reaccionar? ¿que podía hacer?.

Se preguntó como había sido posible el llegar a esto, y nuevamente, por primera vez, se cuestionó las decisiones y acciones que habia tomado, ¿fue correcto aceptar a Dino?, ¿el Cavallone valía su pena?
Después de todo... lo engaño, y lo único que eso significaba para Hibari era una traición.

Es que... ¿acaso no valía? ¿no merecía felicidad? ¿era tan poco como para merecer un engaño de la unica persona a la que se habia abierto aun que sea solo un poco?

No sabia nada, no quería saberlo, quería poner pausa a la situación y escapar muy lejos, olvido por completo su jerarquía de carnívoro y herbívoros saliendo de ese lugar.

Hibari Kyoya habia huido de una situación desesperada, nadie podría creerlo, una completa locura, sin duda alguna el mundo comenzaba a enloquecer, pues eso parecía imposible, impensable.

Un carnivoro de su posición no huiria y Dino lo sabía, sabía que todo estaba mal, si no fuera por que el vio con sus propios ojos la huida de el prefecto, no lo creería aun si se lo confirmara el mundo entero.

Cavallone y Hibari no estarían juntos y el lo sabía perfectamente pues nunca en su vida se perdonaría la traición a su ex pareja, no era merecedor de Kyoya y mucho menos de su perdon, sus caminos se desviarían para no volver a unirse, eso era inminente.

Si fue capaz de traicionarlo, significaba que no era suficiente el amor profesado a el azabache, que en realidad no lo apreciaba de la manera que pensaba, que no merecia ser  quien estuviera al lado de Kyoya pues su amor no fue lo suficientemente fuerte para serle fiel.

Tenía en claro que nunca estarían juntos, que nada volvería a ser lo mismo, pues lastimó a la nube y tambien sabia que esto tendría un precio bastante alto, estaba consciente de los sentimiento de mas personas hacia la nube, y lo aceptaba. Deseaba recibir un castigo que doliera, que lo hiciese sentir dolor aun si creía que no podía haber algo que le doliera mas que ver a Kyoya en ese estado.







Ohm... no actualizaré seguido... lo lamento pero soy una maldita que tiene otros 3 fics en proceso y 2 historias en espera así que ya les advertí de mi maldad. XD

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