Roberto se despertó sobresaltado, aun no se acostumbraba a su nuevo horario, todas las noche se ponía el despertador a las 3:30 para tener el tiempo suficiente para bañarse y comer tranquilo. A las 4 partía rumbo a la fábrica donde trabajaba como supervisor. Para llegar allí debía ir por una vieja carretera que pasaba por un frondoso bosque. El camino le causaba una profunda inquietud y miedo, especialmente a esa hora de la noche. Roberto se alegraba de saber que no tendría que seguir recorriendo esa carretera por mucho tiempo más, pues una nueva autopista se estaba construyendo no muy lejos. En unas pocas semanas estaría lista y él podría despedirse de ese antiguo camino para siempre.
Eran las cuatro menos cinco, Roberto fue caminando al auto. Vivía en un pequeño pueblo donde no había muchas casas, que vivía principalmente del turismo. Habían tres kioscos y un supermercado, una panadería, una ferretería y una pinturería. La mayoría de los edificios eran bastante antiguos, algunos sin dueños que eran cuidados como patrimonio cultural. En los alrededores del pueblo solo había terrenos baldíos. Un poco más lejos había un bosque, por el cual debía pasar.
Roberto subió a la carretera. A esa hora olía estar casi vacía a excepción de algunos pocos camiones.
El camino estaba mal iluminada no tenia casi ninguna luz, solo unos pocos faroles, dos o tres por kilómetro.
Esa misma mañana Lucí y sus padres regresaban de sus vacaciones por la misma carretera que Roberto, salvo que por el carril contrario. Querían viajar en paz, sin tener ningún accidente, por lo que habían elegido ese camino.
Roberto no creía que alguien más pasara por esa carretera por lo que decidió sin demasiadas consideraciones, pasar al camión que tenia adelante de el. Nunca se había imaginado que justo en ese instante un vehículo pasaba, dentro del él Lucí y sus padres. Todo sucedió muy rápido, los autos se chocaron y Roberto quedo inconsciente. Se despertó dos día después en el hospital, siendo el único en sobrevivir al accidente.
Roberto desarrolló un absoluto terror por esa carretera e hizo todo lo posible por evitarla. Cada vez que ponía un pie en ella parecía como si los imponentes árboles se le tiraran encima, el camino se veía más oscuro que antes y, en la linde del bosque, creía ver la figura ensangrentada de la niña muerta.
La nueva autopista se inauguro y Roberto juró nunca volver a su viejo camino.
Cuatro años después la ruta tuvo que ser cerrada por remodelaciones y a Roberto no le quedó mas opción que pasar por su antiguo camino.
Roberto entró a la carretera, con las manos fuertemente agarradas al volante. Para no tener ningún accidente decidió ir a los 60 km por hora. La ruta estaba desierta , no había ningún vehículo a la vista. Roberto estaba nervioso pero al ver que la niña no aparecía lentamente dejó ir la tensión. Sin embargo, a mitad de camino, cerca del lugar del accidente, Roberto miró por el espejo y la vio, parada en la mitad de la carretera. Luci estaba con su vestido blanco, roto y salpicado de sangre, su pelo de color amarrillo bien claro y su piel de un blanco enfermizo. Sus ojos rojos que lo miraban de una manera penetrante, en sus labios una sonrisa diabólica. En una manos sostenía un oso de peluche desgarrado. De repente desapareció. Roberto la buscó, aterrado no la veía por ningún lado. Pero cuando miró el asiento de al lado se encontró con la cara de Luci mirándolo siniestramente mientras soltaba una ruidosa y diabólica carcajada. Roberto se asusto tanto que dio vuelta el manubrio y fue al carril de al lado. Justamente en ese instante un camión pasaba y chocaron. Roberto no tuvo tanta suerte esa vez, con una profunda herida en su pecho, murió. Lo ultimo que escuchó antes de cerrar los ojos para siempre fue la risa macabra de Luci que sonaba cada vez mas fuerte.
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cuentos de terror
HorrorCampamentos de terror, personas desaparecidas misteriosamente, lugares malditos y mucho más te espera este libro donde los límites entre lo real y los sobrenatural desaparecen