Kojack

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Un día soñé que era un kojack.Era un día cualquiera de un mes cualquiera,no recuerdo.Lo que si recuerdo es que ese día iba a estar en los puestos de arriba del dispensador de kojacks.Estaba emocionado,o por fin,podría dejarme saborear por alguien,"quien sería?"me preguntaba, cuándo el quiosquero abrió la verja frontal del establecimiento,y situó el dispensador en primera línea.Los primeros clientes del día,seguro que no lo eran,estos eran jubilados,en su mayor parte,acostumbrados a madrugar y recoger el periódico antes de desayunar.Estaba nervioso,ya que no me pasaba el tiempo,"cuanto faltará para que empiecen las clases de los institutos?"Me preguntaba a sabiendas que eran ,más que seguro,mi destino.Me equivocaba.
Eran alrededor de las once de la mañana ,cuando una clienta que rondaría la treintena se paró frente al quiosco.Se compró la prensa,una revista de historia y de quedó contemplando las chuches.La clienta era rubia,con el pelo liso,ojos pequeños y almendrados escondidos detrás de unas gafas rojas de pasta,que iban a juego con unos labios gruesos y sensuales pintados de rojo carmín.De repente,preguntó nuestro precio,diciendo que hacía años que no saboreaba a uno de nosotros.Extendio su mano y se posó en mi palito,arrancándome de mi dispensador.Una sensación de profunda alegría invadió mi dulce cuerpo,por fin alguien me había elegido,me decía.La mujer hizo ademán de meterme en su bolso para decepción mía,pero frenó su impulso en el último momento y le escuché,"Bah,solo es un kojack,me lo como ahora."
Sentí sus uñas,esmaltadas del mismo color que sus labios,rasgando el envoltorio en la parte inferior del caramelo,donde iba pegada al palito característico de nuestra especie.Despues de tirar,el envoltorio a una papelera,me llevó con delicadeza hasta su boca donde primero,sentí el contacto con sus labios suaves,el roce arisco con sus incisivos hasta llegar a la húmeda y áspera lengua,donde miles se papilas se afanaban por darme la bienvenida con su erosionante roce.Estaba en la gloria.Ella me desplazaba en su boca de un lado al otro,yo me dejaba llevar,disolviendo lo mejor de mí con cada contacto con su lengua,con su paladar, con el continuo traqueteo del palito con sus dientes, con su sus ligeros chupetones."Era importante,todo era alegría."pensaba mientras daba vueltas en su boca.
Con el transcurso del tiempo,me fui sintiendo agotado,mi cuerpo cristalizado perdía vigor,notaba como una flacidez en mi interior,algo se ablandaba dentro de mi,hasta que con un golpe seco y certero,apoyando mi parte inferior contra la parte interior de sus dientes,me despojó de mi palito blanco no comestible."Que ha pasado?"me preguntaba mientras la mordida de sus muelas destrozaba el poco cristal dulce que me quedaba,descubriendo en mi otra sensación,que por el momento resultó ser agradable.Ella me empezó a masticar.Al principio notaba los cristales mezclándose con mi cuerpo de chicle,pero pronto se desvanecieron.Notaba que aún podia dar algo bueno de mi ,mientras ella bailaba con mi elástico cuerpo por su boca,estirándome,sacándome de su boca haciendo un globo,haciendome estallar."Por lo menos la divierto"me decia a mi mismo mientras ya no notaba mi inconfundible sabor a cereza en mi interior.Estaba menguando en cada dentellada,no sentía su entusiasmo en cada mordida.Me habría vuelto insípido y aburrido?me preguntaba.Los mordiscos eran menos frecuentes,ya no me sacaba a hacer globitos,temía que el final se acercaba,y llegó.
No tuvo la molestia ni de envolverme y depositarme en una papelera, sino que me expulsó de manera violenta y cruel.Me aproximó a su boca y sopló con fuerza.
Fui a caer en la acera.A mi lado,vi congéneres míos o incluso parientes lejanos,aplastados y descoloridos con el paso del tiempo.Pero yo aún tenía algo que decir al mundo,no me podrían despojar asi.Tan ensimismado estaba que no me di cuenta que la mujer se había dado la vuelta y se dirigía hacia donde estaba."Es mi oportunidad"me dije.Quizás fue fruto de la casualidad o el karma,un pequeño remolino se levantó encima mía y me empujó al centro de la acera justo por donde en ese instante,la mujer que iba atenta a su móvil,pisó e incrustó mi blando y aún pegajoso cuerpo contra la suela de sus zapatos,haciendo que está lanzase una maldición al aire al notar mi contacto."Putos cerdos"escuché mientras ella intentaba despegarme de su zapato y yo me reía triunfal mientras agonizaba.

La persiana metálica me despertó,allí estaba yo en el dispensador de Kojacks,en primera linea.

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