Seguía inconsciente, pero tenía los ojos abiertos. Podía ver horrores de pesadilla a mi alrededor tratando de masticar mi carne. Pero aquel icor que me azotaba, gritaba y hacía temblar de dolor recubría todo mi cuerpo, que parecía duro como hierro astral, rompiendo los dientes de aquellos despreciables seres.
-Bien. Creo que mi protección es suficiente gesto de buena fe. ¿Podemos hablar ahora?-
Me susurró aquel agente patógeno que me invadía, con todo de diplomático.
-Creo que no me queda otra que escucharte o morir de dolor-Pensé, en un tono de obviedad molesto.
-Puedo destrozar tu mente, tus conocimientos y tus sentimientos sin problema, soñador. ¿Qué harás entonces sin tu corazón ni tu alma sino quedar relegado a un cuerpo vacío que pasará a ser mío-.Amenazó aquello.
-Si eres capaz de eso, ¿a qué estás esperando?. ¿O acaso te alimentas de mi dolor?-
-Sí que lo hago-.Me respondió. -Pero eso no ha lugar ahora. Necesito tu cuerpo para desplazarme y actuar eficientemente. Pero si estás vivo, la unión de ambos me aportaría algo de poder extra, y la capacidad de una mente que me pueda aconsejar-
-Ya veo. Pero sigues reclamando el control-. Le eché en cara.
-En principio sí, pero si nuestros objetivos llegan a ser los mismos podríamos compartir el control del cuerpo sin problema. No me importa descansar de la constante concentración en el control de un cuerpo material a la que apenas estoy acostumbrado-
-Quítame de encima estos engendros de pesadilla y hablemos tranquilamente-.Exigí.
Viendo a mi cuerpo levantarse, controlado por ello, contemplé cómo convirtió en polvo con una sola mirada a aquellos carroñeros. Lo cual me impresionó bastante. Habrían hecho falta seis amargos para matar a cada uno de ellos...
El icor viviente se separó de mi cuerpo por un instante, e impregnando los restos de los horrores, se forjó con ellos un nuevo cuerpo, parecido a los de los hados: una amalgama de huesos y oscura carne,alada, zarzada y con rostro, formas y cabello de mujer, con un encanto que no pude negar.
-Así que eres una mujer, ¿No?-Le pregunté, riendo.
Seriamente me respondió. -Sí, soy una hembra.¿Por?-
-Porque esto facilita mucho las cosas. Siempre he querido saber cómo sería vivir tan cerca de una mujer. En mi mismo interior-. Reí de nuevo.
-¿Y esto facilitaría más las cosas?- Pregunto, miemtras remoldeaba ese cuerpo, convirtiéndolo en un cuerpo de olvidada, de piel de brillante ébano, pechos turgentes, generosas y sugerentes caderas y piernas, y de una preciosa y espesa melena.
-Viendo la belleza que eres capaz de adquirir estoy pensando en un plan mejor aún....¿Qué te parecería que te consiguiese otro cuerpo?. Los dos con cuerpos separados podríamos realizar más fácilmente tus planes.
-Veo que eres más útil de lo que creía-.Me respondió sonriendo. -Pero tu cuerpo ya lo tengo. Sigo esperando una propuesta mejor-
-¿Qué te parecería el cuerpo de una diosa de Ylgriamt?-Propuse.
-Un cuerpo mucho más poderoso que el tuyo y en el que estaría mucho más comoda....estoy totalmente de acuerdo-
-Entonces creo que tenemos un trato, entidad de falsedad-Dije, sonriendo.
Se quedó pensativa un momento, mientras yo le tendía la mano para estrechársela.
Antes de que pudiera abrir la boca dije:
-No me subestimes. Sé perfectamente lo que eres. Ahora, si estás de acuerdo con el trato, vamos en mi cuerpo a conseguirte el nuevo-
-No-. Me interrumpió. -Este constructo me servirá por ahora. Estoy bastante cómoda en él-
-A mí también me gusta mucho tu cuerpo- Dije acercándome a ella y acariciándole las piernas y los pechos, sabiendo que a un ser como ella aquello apenas le importaría.
Fijó su mirada en mis manos y luego me miró a los ojos sonriendo, diciendo:
-¿No puedes esperar a que consiga ese cuerpo de diosa que me prometes?-
Yo reí y seguí con lo mío. Ella me cogió de la cintura y me besó el cuello, empujándome al suelo, y susurrandome al oído:
-Entonces en realidad no hay tanta prisa....-
