El final de esta historia he tenido que inventarlo, tarde o temprano ocurrirá, pero no se sabe aún cuando ni si será de la manera que lo he escrito. Perdón por la espera. Deseo que os guste.
Recuerdo vagamente aquella casa llena de gente, yo era pequeña y pasaba poco por allí, pero me gustaba ver que la gente frecuentaba la casa y tenía interés por verme también. En aquella casa se sucedían las comidas los domingos, las cenas de Navidad, Nochebuena, Año Nuevo, y casi todos los días acudía alguien a visitar a los dueños. Pero con el tiempo la situación fue cambiando a peor. Yo seguía frecuentando poco la casa, pero por allí ya no iba nadie, ni durante las vacaciones ni durante el resto del año. ¿La causa? La enfermedad que tenían los dueños, eran muy mayores y los visitantes sabían que allí no iban ya a divertirse sino a trabajar ya que estos necesitaban ayuda. Así que le encargaban el trabajo sucio a una empleada y algunos hasta se desentendieron completamente del asunto.
Este desentendimiento originaba frecuentes discusiones entre los visitantes. Un mal día murió uno de los dueños, esto pareció calmar un poco la situación, ya que era mucho más fácil hacerse cargo de una sola persona. Siguieron manteniendo la política de las pocas visitas y de dejarle todo el trabajo a una empleada y en el plano de las discusiones centraron sus ataques en una de las visitantes.
Era una mujer discreta, que desde hacía bastantes años había frecuentado poco la casa, por motivos de trabajo, pero siempre había mostrado mucho interés y cariño por los dueños, dándole igual que estos no le hubieran hecho apenas caso. Esto lo usaban los demás visitantes para atacarla y hacerle daño. Afortunadamente siempre había alguien que conseguía levantarle el ánimo y convencerla poco a poco de la maldad de los demás.
Todos los años acudía puntualmente, durante el poco tiempo que podía y ponía su paciencia y cariño en la tarea de cuidar a la dueña, sin ayuda y por supuesto sin visita de nadie. Los años anteriores transcurrieron con tranquilidad, pero el que nos interesa a nosotros es este: fue especialmente duro, ese año acabó harta, nunca habló del porqué de su cambio de actitud, pero la situación dejaba entrever alguna pista. Se encontró la casa en pésimas condiciones de limpieza, a pesar de la anterior presencia de la empleada en la vivienda y cuando lo comentaba a las demás visitantes estas la exculpaban. Una de ellas, además, se despachaba a gusto en los comentarios despreciativos que le hacía, provocando la ira y el enojo de la buena mujer, que por fin se reveló contestándole. Las otras dos, una optó por no visitar la casa durante todo el tiempo en el que estuvo la buena visitante, y la otra, hizo gala de un escaqueo de primera. Había un cuarto visitante, que hacía mucho que se había desentendido. Por si fuera poco la actitud de la dueña hacia la buena visitante era hostil, huraña y desagradable, y esta, harta ya por todo, por una vez se marchó sin pena.
De lo que viene ahora nos enteramos después, ya que no dio tiempo a que la buena visitante subiera otra vez a la casa.
Resultó que tras la marcha de la buena visitante, tocaba a la empleada del hogar volver a incorporarse, con lo que el resto de visitantes se desentendían de la dueña. Pero la empleada, tras estar un par de semanas se fue un día de la casa, llevándose todo lo que pudo y desapareciendo sin dejar rastro; abandonado a la dueña. Pasó algún tiempo más y la buena visitante sintió en su interior como que algo malo había pasado. Llamó a la casa y al no obtener respuesta, llamó uno a uno a todos los visitantes; cuando por fin uno le cogió el teléfono, ante la insistencia decidió ir a la casa y allí se encontró lo peor. La dueña llevaba varios días muerta, en unas condiciones que me duele mucho recordar.
Al entierro fueron todos, llorando desconsoladamente, en un tremendo arranque de hipocresía, pero tras esto, la buena visitante se desentendió para siempre de los demás, vivió su vida y tuvo la conciencia tranquila por haber hecho todo lo que había estado en su mano durante la vida de los dueños.
ESTÁS LEYENDO
La Vida Misma
Non-FictionEsta historia son relatos cortos que he ido escribiendo para desahogarme. Si son alegres o tristes, eso debes decidirlo tú, yo te aseguro que son reales, como la vida misma.